Unos 700 enfermos de Parkinson en un estado inicial de diferentes países participarán en un ensayo clínico pionero para probar un tratamiento, que, de funcionar, podría servir como vacuna y abrir una nueva vía de investigación para retardar la enfermedad.
El ensayo clínico, que comienza este mes y durará un año, está liderado por el investigador del Hospital de Sant Pau de Barcelona y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Jaume Kulisevsky.
El tratamiento se puede hacer de varias maneras: alterando el gen, capturando los depósitos anormales que se depositan en la neurona o, incluso, generando anticuerpos», ha detallado Kulisevky.
De este modo,- añade, identificando grupos de riesgo, este tratamiento podría funcionar como una vacuna.
Según el investigador, «si los resultados son positivos se podría abrir una nueva línea de investigación orientada a detener la enfermedad, porque actualmente, la investigación y los tratamientos se orientan a paliar sus síntomas».
El ensayo experimental con enfermos se hará paralelo en diferentes centros del mundo, entre ellos Alemania, Holanda, Estados Unidos y Canadá, mientra el hospital de Sant Pau de Barcelona hará un seguimiento a una decena de pacientes.
A los participantes se les suministrará el fármaco activo o el placebo para, luego comparar los resultados, que se esperan presentar en el año 2020.
«Es una nueva línea de investigación esperanzadora que puede implicar un cambio de paradigma en el tratamiento de los enfermos, ya que hasta ahora no había evidencias de que se pudiera influir en la evolución de la enfermedad», apuntó el científico.
En paralelo, el equipo de Kulisevsky ha desarrollado un fármaco para aliviar las afectaciones cognitivas del Parkinson.
Se trata de un proyecto desarrollado con la colaboración de la UOC y el CIBERNED del Hospital Carlos III de Madrid.
La colaboración de la UOC y el Hospital de Sant Pau también investigará con enfermos si la estimulación magnética craneal mejora las capacidades motoras y los síntomas cognitivos y neuropsiquiátricos asociados a la enfermedad. EFE
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