La app Clubhouse se trata de una red social que invita a la tertulia. La gracia consiste en que solo se utiliza la voz para comunicarse, sin compartir mensajes escritos ni fotos ni videos ni emoticonos ni memes.
El funcionamiento es similar al de una llamada con varios interlocutores al mismo tiempo. «Un chat de audio directo», resumen los promotores del invento, lanzado en EEUU hace ahora ocho meses. No hace falta cita previa para intervenir en los debates y conversaciones, en los que también abundan las celebridades como Elon Musk, creador de Tesla.
El nuevo fenómeno social promete hacer mucho ruido en Internet, y no precisamente por los ficheros de audio.
1. ¿Qué es Clubhouse? En palabras de sus creadores, la plataforma de comunicación es un nuevo tipo de red social basada en la voz. «Cuando abres la aplicación puedes ver ‘salas’ llenas de gente hablando, todas abiertas para que puedas entrar o salir, explorando diversas conversaciones». Más que una comunidad, es una «red de comunidades interconectadas y diversas». Sólo se utiliza la voz y «en lugar de teclear algo y pulsar ‘enviar’ basta con charlar con los demás, como si fuera por teléfono. Los matices de la comunicación se logran con la entonación, la inflexión o la emoción en el momento de compartir las opiniones.
2. ¿De qué se habla? De todo. «Lo ideal sería que la experiencia se pareciera más a una plaza del pueblo, donde personas de diferentes orígenes, religiones, afiliaciones políticas, orientaciones sexuales, géneros, etnias e ideas sobre el mundo se reúnen para compartir sus puntos de vista, ser escuchados y aprender. Algunas de estas comunidades se reúnen para debatir. Otras vienen a relajarse y bromear. Otras celebran fiestas de escucha y charlas junto al fuego», explican los fundadores del nuevo fenómeno social. El objetivo fundacional consiste en ofrecer un producto social en el que cada usuario, en el momento de cerrar la aplicación al final de la sesión, «pueda sentirse mejor que cuando la abrió, ya sea porque ha profundizado en sus amistades, ha conocido a gente nueva o ha aprendido algo».
3. ¿Cómo funciona? Es tan sencillo como unirse a una conferencia grupal. Existen ‘followers’ (seguidores) y ‘following’ (a los que cada uno sigue). Nada nuevo bajo el sol. El número de cada uno de ellos aparece expuesto junto al perfil, junto con una breve presentación de cada miembro de la red. El interface se reduce a cuatro iconos: una lupa, para explorar contactos, gente o clubs de conversación, con sugerencias siempre a mano; Un sobre, con las invitaciones disponibles y un listado de tu agenda de contacto con la cifra de amigos que cada cual ya tiene dentro de Clubhouse; una campana, con la información de la actividad de los contactos a los que cada uno sigue, junto con invitaciones para unirse a conversaciones en curso. En esos casos, se puede elegir entre «me apunto» o «ahora no, gracias». Por último, aparece el icono del perfil, como en otras redes sociales.
4. ¿Quiénes son los dueños? La aplicación pertenece a la factoría estadounidense Alpha Exploration, ‘Made in California?, fundada hace justo un año por Rohan Seth y Paul Davison, y dirigida por este último, un graduado de la universidad de Stanford que no tardará en aparecer en las listas de millonarios de Forbes. Entre los más de 180 inversores de todos los tamaños destaca el fondo de capital riesgo Andreessen Horowitz, vecino de Silicon Valley, y especializado en criptodivisas y negocios relacionados con la salud. El estreno de la app en los EEUU se produjo en marzo de 2020, poco antes de que gran parte del país se confinara en sus domicilios por culpa de la pandemia. En ese momento, solo eran dos empleados (los referidos fundadores), «con sus cuatro hijos pequeños saltando entre los teclados mientras diseñaban y programaban el producto».
5. ¿Cuánto vale la empresa? Pese a que la aplicación es gratuita, la valoración actual de la empresa ronda los 1.000 millones de dólares. Ahora supera los 1,9 millones de descargas en la plataforma iOS (tantos como usuarios) y suma alrededor de 1.900 valoraciones al cierre de la primera edición de este análisis
6. Sólo compatible con iOS. La aplicación solo está disponible para su descarga desde el AppStore de Apple, para su uso en iPhones o iPads. Se presume que muy pronto llegará a Android, aunque no hay fechas precisas. La decisión pretende controlar el crecimiento de la red social para evitar ‘morir de éxito’.
7. Sólo para invitados. Como un buen club, sólo se puede acceder por invitación. El benefactor puede ser cualquiera que haya sido tocado por la viralidad de esta futura jaula de grillos. Cada uno de ellos dispone de dos invitaciones, por lo que conviene dar las gracias de forma efusiva al usuario que te introduzca. La forma de decir «viene conmigo» consiste en seleccionar de la agenda el número de teléfono y enviar el salvoconducto a través de un mensaje corto. Clubhouse no quiere oír hablar de exclusividad. Actúan ahora asó por pura supervivencia hasta dimensionar la empresa a la previsible demanda.
8. ¿Cómo encontrar un padrino? La tarea de conseguir un amigo que ceda una de sus cotizadas invitaciones queda al ingenio o poder de convocatoria de cada cual. No obstante, se puede averiguar qué personas conocidas ya están dentro y, por lo tanto, podrían abrirte la puerta. El mensaje de bienvenida de Clubhouse así lo apunta de forma escueta y en cuatro líneas en inglés, que traducidas al castellano viene a decir lo siguiente: «Hola, aún estamos abriendo, pero cualquier puede unirse con una invitación de un usuario existente. Regístrate para ver si tienes amigos en Clubhouse que puedan dejarte entrar ¡Estamos deseando que te unas!»
9. ¿Hay lista de espera? Sí, para los usuarios que carecen de medios para colarse en el club o no dispongan de un dispositivo iOS, la aplicación anima a pre-registrarse para recibir el código de acceso en cuanto sea posible. Los que se apunten en ese censo pueden reservar su nombre para que nadie se lo quite. Por lo tanto, los community managers de las empresas deberían apurarse para blindar el nombre de sus respectivas compañías y así evitar futuras molestias. ClubHouse considera importante «que las comunidades crezcan lentamente, en lugar de multiplicar por diez la base de usuarios de la noche a la mañana. Eso ayuda a asegurar que las cosas no se rompan y dimensionar el producto a medida que crece».
10. ¿Qué datos fisgonea? Casi una docena, aunque extraordinariamente relevantes. Lo primero que pide son los datos de contacto (el ID del usuario, como nombre, apellido y apodo), así como el número de teléfono y el correo electrónico, desde cuya dirección se exige confirmar el alta. También se solicita el acceso a la agenda de contactos e identifica el tipo de dispositivo. Cada miembro de Clubhouse puede presentarse en pocas líneas así como vincularlo a Twitter o Instagram. El software ya se encarga de recopilar datos de uso del audio así como acaparar lo datos de errores para sus tareas internas de diagnósticos.
11. No es apta para niños. Los responsables de la nueva criatura desaconsejan su uso para menores de 17 años, ya que puede incluir audios de contenido sexual, blasfemias, humor vulgar o referencias al consumo de alcohol, tabaco u otras sustancias, según advierte la tienda de aplicaciones de Apple.
12. ¿Cuántos usuarios ‘caben’ en cada sala? Cada espacio de conversación puede acoger hasta a 5.000 usuarios en la misma llamada. Al no existir un moderador que silencie micrófonos, como varios decidan intervenir al mismo tiempo promete convertir la plataforma de comunicación en un gallinero. El menú de la aplicación muestra las habitaciones de chat disponibles, junto con el icono de los seguidores de cada cual. Originalmente, la idea consistía en hablar de cualquier cosa menos de tecnología. Los ‘off topics’ llevan la voz cantante, aunque existen apartados para conversar de arte, historia, deporte, cine, cómics, filosofía, geopolítica, negocios, ciudades, salud, estilo de vida, idiomas, asuntos de identidades, religiosos… y sí, también de tecnología. Otros cantan ópera, discuten sobre la NBA o hacen sesiones de meditación, de autoayuda o dan consejos sobre la covid.
13. ¿Se almacenan las conversaciones? No queda claro. Los responsables apuntan que el camino se hace al andar mientras se preguntan cómo pueden evaluar las posibles quejas por abusos, acosos, amenazas o insultos si no se graban las conversaciones de los usuarios. También cuestionan cómo bloquear o expulsar de la red a los usuarios que tengan un comportamiento inadecuado frente a las normas básicas de conducta. Al ser una plataforma pública, se aplican los criterios de privacidad de las comunicaciones idénticos a los de otras redes sociales. Cuando la gente accede a un club, acepta las normas de forma automática.
14. ¿Alguien modera los debates? Sí, existen administradores, moderadores o líderes de clubes con capacidad para activar herramientas de bloqueo, silenciamiento, notificación de posibles irregularidades y clausura de una sala durante la marcha de los debates. La plataforma condena enérgicamente y no consiente el discurso del odio, el racismo, la intolerancia religiosa, hasta el punto de expulsar a los usuarios que infligen los procedimientos de confianza y seguridad.
15. Precaución con el consumo de datos. Los usuarios que utilicen alegremente ClubHouse deben saber que la aplicación consume un tráfico relevante. Los debates pueden durar horas, especialmente los más encendidos. Los que se encuentren en entornos WiFi pueden descuidarse, pero los que lo hagan con datos móviles podrían agotarlos si no fueran ilimitados. Como ocurre con otras aplicaciones de mensajería y comunicaciones, los operadores de telecomunicaciones pueden estar seguros de que el ancho de banda que absorberá Clubhouse -tanto en sentido ascendente como descendente de la red- será superior al de las principales redes sociales de imágenes o vídeos. Y sí, por ahora es gratis para los usuarios.

Fuente: El Economista.es




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