Dayrí Blanco

Maritza está preocupada. Se le nota en el rostro. Ha llamado a todos sus familiares que viven en otras ciudades, recorre cinco o más farmacias al día y no duerme pensando en la salud de su esposo, que necesita antihipertensivos, y de su hijo de cinco años que requiere tratamiento neurológico con anticonvulsivantes. Ambas medicinas están en la lista de 150 principios activos agotados en el mercado nacional. 

La industria farmacéutica está paralizada. Ninguna de las plantas está operativa aún, luego del receso decembrino. El arranque debe darse la próxima semana, pero sin materia prima importada para la elaboración de los medicamentos ni los insumos necesarios para su empaquetado, no será posible abastecer el mercado que en Carabobo ya registra una escasez promedio de 80%, según Yelipza Moreno, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la región. 

Los anticonvulsivantes, antihipertensivos, anticonceptivos, insulina, antibióticos pediátricos y demás medicinas con precios regulados desde hace 13 años están ausentes. Al cierre de 2015 el déficit en el estado era de 70%. La situación se ha agudizado y mientras no se liquiden las divisas para las importaciones ya hechas, las casas matrices no enviarán nada a Venezuela y la salud del hijo y el esposo de Maritza y de la mayoría de la población que requiere de fármacos para mantenerse con vida está en riesgo. 

La deuda con los proveedores internacionales ronda los cuatro mil millones de dólares, “y no ha aumentado más porque las empresas han reducido drásticamente los despachos”. 

70 farmacias menos

A la caída en los inventarios se suma el trabajo sin rentabilidad de las farmacias. La regulación de 30% de ganancia desde el productor hasta el comercializador ha hecho que se venda con un margen entre 12% y 15% de pérdida. 

Moreno explicó que al llegar los productos a los establecimientos y hacer los ajustes por concepto de la estructura de costos normal, que incluye pago de servicios básicos y nómina, el precio de venta marcado está por debajo de lo que se invierte. Esto ha provocado que el 10% de las 700 farmacias que funcionan en Carabobo haya cerrado sus puertas. 

También sucede que a las poblaciones pequeñas no lleguen los medicamentos porque los laboratorios envían lo poco que producen a las grandes cadenas y droguerías. 




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