A diario se observan colas en diferentes establecimientos de la ciudad.(Foto Archivo)

Dayrí Blanco

María Díaz invirtió el 6,58% del año 2014 en colas. Cuatro horas diarias, tres veces a la semana en promedio, estuvo a la espera de alimentos, pañales, detergentes, medicinas, gasolina, y hasta de una batería para su vehículo. Esto se traduce en 48 horas al mes, 34 mil 560 minutos al año. El mismo tiempo que tarda hacer 56 viajes de Valencia a Santa Elena de Uairén, en Bolívar. Todo indica que los últimos 12 meses estuvieron marcados por la escasez y el desabastecimiento.

Las cifras de la Cámara de Comercio de la ciudad son claras. El sector se vio fuertemente golpeado por una escasez global calculada en 60%. El progreso era su principal característica. Pero de manera histórica reportó una caída del 50% en sus ventas. Muchos negocios bajaron sus santamarías de forma definitiva, otros redujeron nómina y horarios de forma considerable hasta agotar sus inventarios. En Valencia cerraron sus puertas tres mil establecimientos. Esto provocó que 12 mil personas pasaran a engrosar la lista de desempleados en la ciudad.

Según indicó el presidente de la organización que agrupa al gremio, Gustavo Sosa Izaguirre, el Gobierno nacional no le otorgó al sector ni el 25% de las divisas requeridas, y la deuda al comercio venezolano llegó a cuatro mil millones de dólares. Durante 2014 liquidó 27% menos dólares que los últimos dos años.

Escasez histórica

La escasez se comportó de manera muy cambiante. Con la irregularidad en la asignación de divisas para la compra de materia prima e insumos, se cubrió la demanda por momentos de algunos rubros y se desatendieron otros sectores. Eso provocó que el desabastecimiento se haya disparado. Hay alimentos que, en este sentido, alcanzaron hasta 70%. Igual pasó con medicamentos esenciales para el tratamiento del cáncer y afecciones cardiovasculares.

En los rubros más demandados la cifra se ubica en 60% en el área metropolitana de Caracas, y 70% en ciudades del interior del país como Valencia. En este grupo destacan productos como leche, carne, pollo, detergentes y demás artículos de limpieza e higiene personal, repuestos automotores, medicinas, ropa y calzados elaborados en el país con materia prima importada, y electrodomésticos.

Los que se mueven con menos intensidad en el mercado nacional, registraron una escasez del 50% en Valencia, y 40% en la capital del país. En esta clasificación entran artículos de decoración del hogar y los alimentos que se mantuvieron en los anaqueles con mayor regularidad como huevos y pastas, arroz y otros cereales que no entran en la regulación de precios.

En temporadas como la escolar y la navideña, la adjudicación de divisas se realizó de manera tardía. Los negocios dedicados a la comercialización de los productos típicos de esas épocas trabajaron con inventario excedente del año anterior. Y la escasez se ubicó en 30%. Los inventarios de manera global de los comercios de la ciudad cayeron en 70%.

Política fracasada

Durante 2014 un nuevo fenómeno llamado “bachaqueo” empañó aún más la actividad comercial. La reventa de productos escasos, especialmente los de primera necesidad se desató. Hasta medicinas esenciales podían verse en los puestos de buhoneros de diferentes puntos de la ciudad.

Para erradicar este delito el Gobierno nacional intentó instaurar una serie de políticas que, para empresarios del sector, fueron un fracaso. Las promocionadas captahuellas no se establecieron. Y aún se está a la expectativa del alcance que pueda tener el decreto de prohibición de venta informal de alimentos y demás productos ausentes de forma regular en los establecimientos.

Perspectivas Negativas

Con la caída del precio de petróleo se estima una disminución de ingresos entre 18 mil y 20 mil millones de dólares en los próximos 12 meses. La crisis se acentuará. La disminución del precio del barril ha sido de 30%. En esa misma medida mermarán la asignación de divisas, las importaciones y sustitución de inventarios.

En enero la inflación estará en tres dígitos. Eso disminuirá de forma considerable el poder adquisitivo de la población y eso impacta las ventas de los negocios, que en el año 2014 rondó una caída del 50% porque no hay capacidad de compras.

Sosa Izaguirre fue enfático al asegurar que el paquete de 51 decretos leyes no tiene la menor intención de desmontar el modelo económico ideologizado. Por el contrario, consolida la radicalización de esta política fracasada donde el Gobierno interviene en la actividad del sector privada en lugar de limitarse a supervisarla.

El panorama del año que recién comienza luce devastador para la actividad comercial si continúan los controles de cambio, precios y ganancia. La desconfianza se ha instalado. La inversión extranjera directa cayó en más de 54%. Mientras tanto, el 75% de las empresas nacionales no han hecho ningún tipo de inversión este año. Esos números podrían ser considerablemente mayores.




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