Dos ranchos ardían en llamas en Pinzón Herrera, una comunidad apartada de Central Tacarigua, municipio Carlos Arvelo, en donde cuatro cuerpos eran consumidos por el fuego tras haber sufrido una brutal muerte a manos de dos personas.
Dos mujeres, Yusdisley Ruiz (18) y Elizabeth Bello (28), emparentadas entre sí, tuvieron una discusión con estos hombres luego de una fiesta pick up, en la que al parecer la droga y el alcohol circulaban con normalidad. Los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) atribuyeron este factor como impulsor del hecho.
El conflicto terminó en insultos y de un momento a otro uno de los hombres tomó un machete y arremetió contra las dos mujeres, el bebé y la abuela de Bello, quien perdió una oreja y una mano, pero se salvó de la muerte. Los presentes luego del incidente no recordaban el nombre de la sexagenaria.
Lo sanguinario del hecho no fue suficiente para el asesino, quien al darse cuenta que un vecino pedía ayuda decidió decidió matarlo. Este hombre vivía a unos metros del rancho, en una casa de zinc
Allí volvió Oscar Barreto (60) a refugiarse, pero a las puertas de su vivienda fue mutilado hasta la muerte, para luego terminar consumido por las llamas, que a las 10:00 a.m. de ese 9 de julio eran sólo una pequeña humareda en medio de esas tierras baldías, llenas de árboles plataneros y calles empantanadas.
Balance anual
Esta historia es la más impactante del año 2017, cuando una nueva cifra estremeció a la ciudadanía carabobeña, con alrededor de 1358 asesinatos.
Los meses con mayores casos fueron marzo y julio (141), seguidos de noviembre y junio, ambos con 134, mientras que agosto y septiembre marcaron las cifras más bajas con 90 y 72 hechos.
Los números arrojados durante este balance no incluyen a los fallecidos en los cuatro meses de manifestaciones de calle en Carabobo, pero se debe recalcar que en muchas de las cifras altas hay hechos que guardan relación con enfrentamientos entre cuerpos policiales y delincuentes.
Durante 12 meses hubo un dato que se mantuvo a pesar de las variaciones. Valencia permaneció como el municipio más violento de los 14 que comprenden el estado. 455 sucesos tuvieron lugar en dicho territorio. En marzo, 62 personas perdieron la vida ahí. Es de destacar que la mayoría de los crímenes ocurridos en la capital carabobeña ocurren en el sur de la ciudad, mayormente en la parroquia, Miguel Peña, seguido de Rafael Urdaneta.
Estas cifras sin embargo han disminuido de forma considerable, cuando el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Carabobo inició una serie de operativos comandados por la Brigada de Homicidios, dirigida por el Comisario Gilber Cruz y que tuvo sus reflejos en lo resultados, a partir de septiembre.
En comparación a años anteriores se percibe la disminución. 2016 cerró con una cifra por encima de los 2 mil homicidios.
La mayoría de las víctimas en estos casos de delincuencia son hombres entre los 18 y 29 años. Alrededor de 475 jóvenes fueron asesinados. El sexo masculino protagoniza estos hechos con mil 269 vidas cercenadas aproximadamente
Cada mes se reflejó que los casos de feminicidio variaron entre uno y cinco. Pero en abril se registraron seis bajas, por lo que el dato varía, pero no alcanza dos dígitos. 2017 cierra con alrededor de 89 mujeres asesinadas
Todos los sucesos fueron cometidos con armas de fuego de todo tipo (revólveres, pistolas, escopetas y escopetines) y marcas (Smith & Wesson, Taurus, Pietro Baretta y Fuego).
El director del Cicpc y jefe de Seguridad Ciudadana en Carabobo, José Gregorio Domínguez afirmó en su último pronunciamiento en el mes de diciembre, su satisfacción por la disminución del delito en el año que acaba de culminar. El comisario de la Policía de Valencia explicó que desde su llegada a la comandancia en octubre, el delito disminuyó en 20%
