Aldemir Bendine, presidente de la petrolera. (Foto EFE)
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La corrupción en la petrolera estatal brasileña causó pérdidas por valor de 6.200 millones de reales (unos 2.066 millones de dólares), informó la compañía durante la presentación de los resultados financieros auditados de 2014.
«La publicación supone un paso fundamental en la dirección hacia el rescate de credibilidad por parte de los accionistas, de los proveedores, del mercado y la sociedad», comentó el presidente de la la petrolera, Aldemir Bendine.
Petrobras constató que constructoras, proveedores y otros implicados en el caso Petrobras «se organizaron en un cartel» y entre 2004 y abril de 2012 «sistemáticamente impuso gastos adicionales en la adquisición de activos inmovilizados por la compañía».
La petrolera estatal, mayor empresa de Brasil y responsable por una parte significativa del PIB, informó a través de un comunicado que no consiguió identificar «los valores específicos de cada pago realizado o los periodos en que tales pagos se produjeron».
La compañía subrayó igualmente que todavía no recuperó ningún valor referente a los pagos «indebidos», pero precisó que está tomando las medidas jurídicas necesarias para buscar el resarcimiento por los perjuicios sufridos.
La petrolera brasileña registró el año pasado un resultado negativo de 21.587 millones de reales (unos 7.200 millones de dólares), frente al beneficio neto de 23.400 millones de reales (unos 7.800 millones de dólares) registrados en 2013.
La empresa atribuyó el resultado negativo de 2014 a la pérdida de 44.600 millones de reales (o 14.866 millones de dólares) por la devaluación de sus activos y a los perjuicios causados por la corrupción.
Las investigaciones de la corrupción en Petrobras se desarrollan desde hace poco más de un año y en su transcurso han sido detenidos cinco exaltos cargos, políticos y decenas de ejecutivos de las constructoras más importantes del país.
Según las autoridades, los empresarios obtenían contratos con Petrobras, inflaban los precios, repartían parte de esa diferencia con directores de la estatal y el resto lo distribuían entre los políticos, que lo recibían clandestinamente o como «donaciones» para sus campañas electorales.
