El 2 de noviembre de 1980, muere en Caracas el destacado pintor y dramaturgo venezolano César Rengifo, quien utilizó la pintura y el teatro para reflejar su búsqueda de justicia social.
Nació el 14 de mayo de 1915 en Caracas, Venezuela. Cursó estudios en la Academia de Bellas Artes entre 1930 y 1935. En 1936, cuando Rómulo Gallegos se desempeñaba como ministro de Educación, consiguió una beca para especializarse en pedagogía de las artes plásticas en Santiago de Chile, luego de eso viajó a Ciudad de México para inscribirse en la Academia de San Carlos, donde estudia las técnicas del muralismo de 1937 a 1938.
Regresa al país y realiza actividades como periodista y en 1952 funda el grupo de teatro Máscaras a la vez que desempeñó una extensa labor pedagógica y escribió alrededor de 40 piezas teatrales.
En su pieza teatral “Las torres y el viento”, sintetizó en el preámbulo para la presentación de la obra, el valor de las torres de petróleo y el viento en los pueblos donde la explotación del mineral ha cesado. He ahí para muchos venezolanos lo que quedaba del petróleo.
En 1954, con motivo del XV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, obtuvo el Premio Nacional con su obra “La Flor del Hijo”, y también el Premio Arturo Michelena, en el Salón Oficial y en el Salón Arturo Michelena, de Valencia, respectivamente. Recibió, asimismo, los galardones “Andrés Pérez Mujica” y “Antonio Esteban Frías” en el primero de los salones mencionados
En 1954 obtuvo el Premio Nacional de Pintura y entre 1955 y 1956 realizó el vasto mural en mosaico Amalivaca, que narra el mito caribe de la creación del mundo y el cual se halla en la plaza Diego Ibarra, en Caracas. En su gestión como director de Cultura de la Universidad de Los Andes, fundó en 1959 la Escuela de Artes Plásticas de Mérida.
En 1989, sus obras completas fueron recogidas y publicadas en ocho tomos por parte de la Universidad de Los Andes. En 1995 su viuda Ángela Carrillo donó a la Biblioteca Nacional algunos de las obras originales escritas por Rengifo.
En términos generales, la vida de César Rengifo se desenvolvió entre dos disciplinas en las que demostró por igual pasión y talento. A través de la pintura y el teatro Rengifo intentó establecer una profunda conexión entre el sentido de las imágenes simbólicas y el fondo de la realidad del destino y la identidad del venezolano, así como sus frustraciones y esperanzas.



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