Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Amarilys Perozo ya perdió la cuenta de las veces que votó por el Gobierno. Se ha inscrito en varios programas sociales y hasta tiene el Carné de la Patria. Pero siente que nada de eso le a servido de algo. Hoy está en un refugio de damnificados en Puerto Cabello. Lo perdió todo tras las inundaciones de la tarde del martes.
Ahora duerme en el piso del Gimnasio Cubierto Manuel Peñaloza sobre una colchoneta. Sus cinco hijos menores de edad la acompañan. No sabe qué hacer. Es la segunda vez que las lluvias le quitan hasta la esperanza.
El año pasado con la inundación de noviembre perdió parte de sus enseres en su casa ubicada en el sector Valle Verde. Esta vez hasta sin ventiladores se quedó.
Ella es parte de las 59 personas repartidas en 17 familias que se encuentran en ese centro de acopio donde les dieron comida, agua y alojamiento. Pero no sabe cuánto tiempo podrá estar ahí. No le han hablado de reubicación ni le han hecho estudio de suelos a su vivienda que, según aseguró, esta severamente comprometida con la fractura de bases y paredes.
Entre las 59 personas que están en el refugio, hay 34 niños, tres lactantes, dos adolescentes y 21 adultos, de acuerdo a los datos de Giovanna Salas, secretaria de la Defensoría Municipal del Niño, Niña y Adolescente.
En el lugar la mayoría de las familias son del sector Jesús Todopoderoso. También hay de Goaigoaza y Valle Verde. Hasta ahora se les dio alimentación y agua. Requieren ropa y dotación de cualquier otro bien de primera necesidad.
Camila tiene cinco años y no sabe muy bien lo que pasa. Tiene la bandera de Venezuela pintada en su cachete derecho y eso la hizo la feliz. Ella corre y ríe a carcajadas con María Fernanda, su nueva amiga de ocho años a quien conoció en el refugio. Para ellas solo se trata de un juego. Sus padres quisieran que fuera así.