Ana Isabel Laguna || alaguna@el-carabobeno.com

@anaisabellaguna

Un salto atrás de 60 años ha dado la medicina tropical venezolana, como
muchas áreas de la Salud Pública. Por esas fechas, Venezuela logró ser el
primer país de América Latina en erradicar la malaria.

Hoy, el mapa nacional de la enfermedad está más extendido al encontrado
por el doctor Arnoldo Gabaldón, al asumir
aquel reto como director de Malariología: En lo que va de 2015 el
país se reporta como “epidémico” al elevarse a 82.702 nuevos casos, 55% más que
en el período homólogo del año pasado, según último registro del Boletín
Integral de la Dirección General de Salud Ambiental del Viceministerio de Redes de Salud Colectiva del Ministerio Popular para la Salud, que abarca la semana epidemiológica 33, del 16 al 22 de agosto.

Aún así, las autoridades sanitarias solo refieren de “repuntes” –a
través de notas de prensa- focalizados en el estado Bolívar: Incluso, el ministro de esta cartera, Henry Ventura, anunció en junio del
lanzamiento de una “micromisión contra la malaria” para centrar esfuerzos en esa región; pero de acuerdo
al reporte oficial hay nuevos casos en Lara, Mérida y Distrito Capital; mientras en el
boletín anterior –semana 32- también registraron en Barinas, Nueva Esparta y Trujillo. Aunque el documento oficial
declara, como “estados endémicos” a Bolívar, Guárico, Amazonas,
Portuguesa, Zulia y Sucre. Aunque hay
10 regiones con casos acumulativos. 

“No se puede hablar de ‘repuntes’, es una epidemia nacional por la
magnitud en el auge, alertó el ex ministro de Sanidad”, José Felix Oletta. Le preocupa que la malaria se
esté “sembrando” en regiones en las que no existía, por la falta de autoridad
del Ministerio como ente rector.                  

De lo rural a lo urbano

La malaria o paludismo, como también se le llama, no se contagia de
persona a persona. Se requiere de un vector, un mosquito denominado ‘Anopheles’, que al ser infectado por parásitos del género plasmodium, se lo transmiten al ser humano. Después de la infección, los
parásitos migran a través del
torrente sanguíneo hasta el hígado, explicó el doctor Pedro Navarro, jefe de la
Cátedra de Medicina Tropical de la UCV. 

Este mosquito está presente en cualquiera de estos territorios y basta
que pique a una persona de Mérida que provino ya
infectada de Bolívar y pique a otra que no haya salido de la región andina; así
se sigue “sembrando” la afección, de acuerdo con el ex ministro.

En el 2013, según Oletta,  más de 4 mil personas
que adquirieron el mal en Bolívar la “sembraron” en diversas regiones. Lo llevan
registrado hasta el 18 de septiembre de ese año. “Lo grave es que desde el 2012
todos los estados fueron receptores de casos que se originaron en esa región.
Lo hemos alertado muchas veces, porque es un retroceso enorme en salud
pública”.

Aunque 90% de los reportes se ubican en Bolívar, sobre todo en el
municipio Sifontes, donde se concentra por el
ejercicio ilegal de la minería, en campamentos no adecuados y sin ninguna
protección de mosquiteros ni cerca metálica, lo cual pudiera impedir la
picadura de mosquitos, precisó Navarro. 

Por cierto, el informe oficial revela que 76% son infecciones del tipo
más leve (Plasmodium vivax) y 23,53% del más fatal
(Plasmodium falciparum), al ocasionar
insuficiencia renal y edema cerebral. Oletta considera grave este aumento, ya que se presenta en todas las regiones,
tanto “autóctonas” como con casos importados. Esta tipología era menos de 10%,
y está rozando el 30%, de forma progresiva en los últimos 5 años.

Otra gravedad: 12 por ciento de los afectados son niños menores de 10
años. “Al igual que las embarazadas,son los más susceptibles”.

Con cifras tan altas de afectados, no se habla de casos de mortalidad,
¿cómo se explica? Oletta respondió: “Hay un
silencio epidemiológico en este renglón. La única información que tenemos está
en los anuarios de mortalidad que están retrasados 3 años. Y solo la tiene la
dirección de epidemiologia del Ministerio. Suponemos que la cifra es alta, porque un reporte sobre
malaria que hace todos los años la OMS señala que Venezuela está dentro de los países donde la mortalidad ha
aumentado”.

Otro dato revelador, extraído del boletín oficial es lo referente al
Índice Parasitario Anual (IPA), que se ubica en 22 Significa que 22 personas
por cada mil individuos -en los territorios donde hay transmisión- tienen la
enfermedad.  “Este valor debería ser menos de 5 y cuando está por encima
de 10 es porque está ‘fuera de control’. Hace 4 años, este valor era 8”.

¿Y las soluciones?

La OMS ha establecido que
una de las estrategias vitales para interrumpir la transmisión es el uso de
mosquiteros impregnados en insecticidas. En el país tenemos más de un millón de
personas en zonas de vulnerabilidad y el Ministerio el año pasado admitió que
había adquirido –de acuerdo con la memoria y cuenta- unos 3 mil. 

Con establecer un cordón sanitario en el municipio Sifontes de Bolívar se controlaría la
propagación, porque allí está circunscrito, pero la minería se ha convertido
incontrolable, es un problema de Estado, precisó Navarro. Sugiere la
intervención del Ejército y de los organismos sanitarios.

Para Olleta no hay cerco
posible. “Es un problema cultural, de control social y de educación, porque hay
personas que tienen la enfermedad y no van al médico, otras reciben tratamiento
incompleto, y la enfermedad les continúa; mientras hay quienes se exponen en su
ambiente, no tienen mosquiteros en sus hogares, y gran parte no lo puede hacer
en medio de la selva. 

Mientras en nuestro país aumenta el número de casos entre año y año, en
los países vecinos se reducen en más del 40%, como Colombia y Brasil, según
registros de la OMS. Y lo insólito: La malaria no es
la única enfermedad en reaparecer en Venezuela. Igual ocurrió con el dengue, la leishmaniasis y la tuberculosis. Se trata de las
llamadas ‘enfermedades de la vergüenza’, porque es injustificable que un país
con miles de millones de dólares en ingresos petroleros en la última década
existan estas reapariciones, reflexionó Oletta.




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