Ana Isabel Laguna | @anaisabellaguna

Cada 8 de mayo se
conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario. Enfermedad que afecta los
órganos reproductivos femeninos y que, por su alta incidencia, es recomendable
que todas las mujeres se realicen anualmente una evaluación ginecológica de
rutina que incluya una citología y ecografía de los ovarios.

Algunos exámenes
de rutina como las exploraciones pélvicas, incluyendo ecos intravaginales o
tacto vaginal y las pruebas de citología (Papanicolaou), suelen ser indicadores
eficaces en la prevención de algunos tipos de cáncer ginecológicos. De ser
necesario, la realización de una biopsia podría confirmar o refutar el
diagnóstico.

El cáncer de
ovario se divide en varios subtipos: el más común es el cáncer de ovario
epitelial, el cual se forma en la superficie del ovario (el epitelio del
ovario) y representa aproximadamente 80% de los tumores primarios en este
órgano reproductor.

Cristina García
Sebastián, oncólogo clínico del Hospital Luis Razzetti señaló que “el cáncer de
ovario epitelial no es frecuente en mujeres menores de 40 años; por lo general
se presenta después de la menopausia. En 50% de los casos las mujeres afectadas
tienen más de 60 años, a diferencia de los tumores germinales de ovario, que
tienen una mayor incidencia en mujeres más jóvenes”.

La mortalidad
dependerá de la etapa en la que se encuentre al momento del diagnóstico. Se
plantea que la supervivencia a los 5 años es de 45% aproximadamente. En etapas tempranas,
cuando la patología no se extiende más allá del ovario (etapas IA y IB), la
probabilidad de que la paciente supere los 5 años de sobrevida luego del
diagnóstico es de 92%. Lamentablemente, solo 
15% de todos los casos de cáncer de ovario se detecta en etapa temprana,
indicó la doctora Cristina García.

Síntomas y factores de riesgo

En etapas
tempranas, por lo general la enfermedad no causa síntomas, mientras que en
etapas más avanzadas  se puede observar
aumento del volumen abdominal (por líquido o masa tumoral), presión en la
pelvis o dolor abdominal, dificultad para ingerir alimentos o sensación rápida
de llenura al comer, y cambios en los hábitos intestinales, destacó la
oncólogo.

Se han
identificado factores de riesgo modificables, como la obesidad (mujeres con un
índice de masa corporal mayor de 30 podrían tener más riesgo de padecer la
enfermedad);  el uso de algunos
medicamentos para la fertilidad; un primer embarazo a término después de los 35
años o nunca haber tenido un embarazo también podría aumentar el riesgo de
cáncer de ovario.

Entre los
factores de riesgo no modificables están los causados por alteraciones
genéticas, que pudieran ser heredables. Las personas con antecedentes
familiares de algunos tipos de cáncer (como colorrectal y mama), están vinculadas
a un mayor riesgo de cáncer ovárico.

Cirugía: tratamiento principal para este tipo de
cáncer

La cirugía es el
tratamiento principal para la mayoría de los tipos de cáncer de ovario. Sin
embargo, existen otras herramientas como la quimioterapia y la terapia
dirigida; según la etapa en que se encuentre la paciente, las opciones de
tratamiento podrían variar. En mujeres jóvenes con lesiones en etapas
tempranas, es posible tratar la enfermedad preservando la fertilidad. En la
mayoría de las pacientes con cáncer epitelial de ovario, la cirugía tiene dos
objetivos principales: determinar la etapa del cáncer y erradicar en  lo máximo posible la enfermedad (cirugía
óptima); para lograr estos objetivos es importante la experiencia que tenga el
cirujano oncólogo en tumores ginecológicos, acentuó la especialista.

-La mayoría de
las pacientes, incluso en etapas muy tempranas, ameritarán tratamiento con
quimioterapia antes o después de la cirugía; generalmente se sugiere la
combinación de medicamentos administrados por vía intravenosa cada tres semanas
por 3 a 6 ciclos. En etapas más avanzadas (III y V) y en pacientes que
posterior al tratamiento vuelven a presentar la enfermedad, agregar terapia
dirigida con anticuerpo monoclonal que inhibe la formación de nuevos vasos
sanguíneos (antiangiogénesis), aumenta la efectividad del tratamiento, lo que
se traduce en mayores respuestas y aumento en la supervivencia de las
pacientes.  La estimulación de nuestro
sistema inmunológico con inmunoterapia también está siendo evaluada en
pacientes con tumores de ovario.

La recomendación
de la especialista es realizar una visita anual al ginecólogo para descartar
cualquier anomalía, lograr un diagnóstico temprano de la enfermedad y aplicar
los tratamientos necesarios para ofrecer una mejor calidad de vida al paciente.




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