El ambiente tranquilo contrasta con el caos de hace diez años. (Foto AFP)

AFP

Las hileras de casas nuevas y las mezquitas con minaretes resplandecientes transfiguraron Meulaboh, una ciudad de la provincia indonesia de Aceh devastada por el tsunami de 2004.

Diez años después, el ambiente tranquilo contrasta con el caos que reinaba en esta región situada en el extremo norte de la isla de Sumatra, la más cercana al epicentro del terremoto que causó olas de más de 35 metros de alto.

Cuando el tsunami golpeó Meulaboh el 26 de diciembre de 2004, miles de habitantes murieron, las casas fueron engullidas y los árboles arrancados de raíz. Sólo unas cuantas mezquitas resistieron el embate en esta provincia islámica de Indonesia, archipiélago del sudeste de Asia y país con más musulmanes del mundo.

Con las carreteras destrozadas y los medios de comunicados inutilizables, la ciudad pasó semanas prácticamente aislada. La población luchaba desesperadamente por su supervivencia en medio de montañas de ruinas, pendiente de la ayuda transportada por avión o barco.

Ayuda internacional

Tras el tsunami, que causó casi 170.000 muertos en Indonesia y decenas de miles en otros países del océano índico, se puso en marcha un programa de ayuda internacional.

El desembolso de alrededor 7.000 millones de dólares en los años siguientes permitió la reconstrucción de más de 140.000 casas en Aceh, así como carreteras, colegios y centros de atención médica.

El renacimiento de la provincia fue posible por la ayuda internacional, pero también por el final del conflicto armado de casi tres décadas entre los separatistas y las fuerzas gubernamentales con un acuerdo de paz alcanzado menos de un año después de la catástrofe.

«Muchas ONG y ciudadanos de países extranjeros y de Yakarta vinieron a prestar ayuda. Sin ellos, Meulaboh no se hubiera levantado», declaró a la AFP Alaidinsya, jefe del distrito de Aceh Oeste.

Sólo en esta ciudad a 160 km al sur de la capital provincial Banda Aceh, 7.000 personas murieron y 45.000 fueron desplazadas sobre una población de 70.000 habitantes.

La mayor parte de los habitantes que se quedaron sin hogar vivieron en refugios temporales, donde esperaron años la reconstrucción de nuevas casas.

Ante el peligro de futuros tsunamis en esta provincia muy expuesta a los seísmos, las carreteras y los nuevos edificios fueron construidos más lejos del océano.

La reconstrucción fue rápida, pero algunos observadores se preguntan si la prioridad era realmente ésta.

Luchar por la supervivencia

Liliane Fan, quien trabajó con una organización de ayuda y asesoró al gobernador de la provincia de Aceh, estima que las autoridades tendrían que haberse concentrado en garantizar a los habitantes un empleo y medios de subsistencia a largo plazo.

Y es que una década después del tsunami, se ha agotado la ayuda financiera y muchas casas nuevas están vacías porque los habitantes carecen de medios suficientes para vivir en ellas y cuidarlas.

«La gente lucha por sobrevivir», explica Fan.

El jefe de la agencia pública al frente de las operaciones de reconstrucción en Aceh, Kuntoro Mangkusubroto, se queja de la falta de inversiones, e insiste en que desde la catástrofe no se creó ninguna fábrica en la provincia.

Pero en general los habitantes están agradecidos por la ayuda internacional. «Nunca hubiera creído que el mundo se ocuparía tanto de nosotros», reconoció Shariah, un ama de casa de 55 años.




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