La estatal Hidrocentro no ha dado respuesta a las denuncias emitidas. (Foto Héctor Freile)
Cristhopher Borrero
Rosa Mendoza, bodeguera, tiene 58 años viviendo en la avenida principal de La Romana, pero desde hace ocho meses ha resentido la inoperancia de Hidrocentro para resolver un bote de aguas negras. A pocos metros de su lugar de trabajo hay una boca de visita colapsada, la cual expide malos olores y ha socavado parte de la calle de al frente, del sector 7 de Ricardo Urriera.
El conflicto es de larga data. La cloaca defectuosa se obstruyó hace varios meses ante la falta de diligencia de la compañía hidrológica del centro, denunciaron los vecinos quienes tuvieron que pagar un servicio privado para destaparla. Se invirtieron 2 mil 500 bolívares.
Paulatinamente la obstrucción volvió y con el paso del tiempo las aguas que se percolaron en el asfalto deterioraron el tramo de la calle. Eventualmente el terreno cedió y se formó una zanja que dejó expuesta una tubería de aguas negras.
La calle es de alto tránsito. Por el sector diariamente atraviesan múltiples carros de carga pesada. En una oportunidad un vehículo pasó a gran velocidad y al caer en el bache rompió la tubería de aguas negras y empeoró el panorama. “¿Cómo puede hacer esa gente para reparar ese tubo?, Ya eso es competencia de la alcaldía”, comentó la señora Mendoza.
La mujer advirtió que de no reparase oportunamente la vía podría causarse un accidente. Admitió que la comunidad se mantiene en estado de alerta ante la posibilidad de algún accidente, en especial de algún motorizado, que inadvertido cruce a alta velocidad la falla asfáltica.
Hasta el momento no se ha registrado accidentes, pero es una posibilidad latente, lamentó.
Las aguas residuales impregnan de mal olor la calle y las casas aledañas. “Lo hediondo mantiene a uno encerrado en su casa. A veces cierro el negocio porque no se aguanta el mal olor”. El encierro forzoso en su domicilio afecta su trabajo, pues resulta insoportable permanecer por tiempo prolongado en la bodega y tolerar los aromas de la cloaca.
Los botes de agua circundan la comunidad. Una cuadra más adelante hay uno que bordea las aceras de la zona, mientras que la segunda calle de La Romana, permanece bloqueada desde junio del año pasado con troncos, cauchos y basura, a la espera de que se repare una tubería. La barricada busca frenar el tránsito de vehículos y así evitar que empeore el problema.