En menos de un año la boca de visita ha colapsado dos veces. (Foto Héctor Freile)

Cristhopher Borrero

La entrada de la vereda 2, del segundo estacionamiento de la manzana 8 en Lomas de Funval, parroquia Miguel Peña, se encuentra inundada de aguas negras. El problema tiene unos dos meses y afecta a más de 300 familias.

El brote se originó luego de que el cachimbo que colinda con la avenida principal colapsara. Las aguas negras que se vierten en el tramo vuelven intransitable la zona para los peatones. El problema fue identificado el 10 de mayo, tras una reunión con el consejo comunal.

Autoridades de Hidrocentro han sido notificadas formalmente del hecho, refirió un vecino que pidió conservar el anonimato. El 12 de mayo se entregó un oficio en el cual se explicaron las condiciones de la comunidad a causa de las aguas negras. El documento habría sido recibido dos días después por Nelson Blanco, encargado de la zona de aguas residuales.

Tras la entrega fueron notificados de que en 15 días visitarían la zona. A la fecha no hay respuesta. Según versiones del declarante la estatal les indicó que los hidrojets estaban dañados.

En la carta se les brindó al consejo comunal un número telefónico de contacto el cual está fuera de servicio.

Las esperanzas de solventar el problema son pocas. “En vista de la situación actual del país no creo que lo resuelvan. Como todo, solo harán caso omiso”, sostuvo el informante. Una situación similar se registró el año pasado en el sector. Ante la omisión de la compañía hidrológica del centro, vecinos se vieron forzados a contratar una empresa privada que eliminara la obstrucción.

El bote de agua ha empezado a dañar las calles y brocales. Residente del sitio temen que se prolongue más el asunto y los daños se agraven con el tiempo. Los más afectados son aquellos que tienen sus viviendas justo encima de la alcantarilla colapsada.

Otros habitantes recordaron que en el área hay tendencia de colapso de las cloacas. “En una oportunidad una vecina tuvo el mismo problema dentro de su casa. Las aguas negras se desbordaban desde el porche de la casa y salía a las calles”, sostuvo el lugareño.

Plagas y alimañas

El clima de lluvia y las aguas empozadas favorecen a la formación de nidos de mosquitos, plagas y alimañas. El año pasado la comunidad experimentó un brote de dengue y chinkunguya. Hoy las alarmas se activan ante la posibilidad de enfermar nuevamente. “No solo tenemos que lidiar con la fetidez de las aguas sino que también vivimos azotados por los mosquitos”, comentó Cecilia Mata.




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