Alfredo S. Flores|@alfredoflores96

Las colas en los mercados del área metropolitana de Valencia cada día son más largas, mientras que los alimentos que se encuentran son cada vez menos. Los ciudadanos que se agolparon este sábado en las largas filas, aseguraron que el hambre cada vez se siente más.

Hay productos alimenticios que están desaparecidos de los anaqueles desde hace varios meses. Virginia Mathinson, residente de La Viña, comentó que las caraotas, la leche y la azúcar son productos que no consigue desde hace casi 6 meses.

Mathinson explicó que siempre acostumbraba a comprar comida en el abasto del centro comercial profesional de la avenida Bolívar, pero jamás había visto una cola tan larga. “Uno está aquí para ver qué consigue, pero la verdad es que cuando llegue ya se habrá acabado todo”, dijo.

Otra mujer que se encontraba en la cola gritó en medio del tumulto “queremos comida”. Aseveró que los alimentos que se venden no alcanzan para la demanda que hay. Insistió en que para conseguir arroz, pasta, harina de trigo y harina de maíz, hay que durar horas en colas, y ni eso es suficiente.

Explicó con pesar que en su casa la nevera está prácticamente vacía. No tiene casi nada que comer. Confesó que en sus 52 años esta es la crisis económica más difícil que ha tenido que enfrentar. “Nunca había pasado por algo como esto”, sentenció.

El precio de sustituir alimentos

Entre las medidas de emergencia que los carabobeños han tomado para poderse alimentar, está la sustitución de los alimentos que acostumbraban consumir por otros parecidos.

Un hombre que labora como transportista reveló que en su hogar se ha debido sustituir la harina de maíz, con la que acostumbra hacer arepas, por yuca. “Está muy difícil conseguir harina, por eso ahora compramos yuca y la comemos con queso, que sí se consigue pero muy caro, a 3 mil bolívares el kilo”, detalló.

Sustituir la azúcar para Marina Arias es algo que se ha vuelto complicado, pues una panela de papelón le cuesta Bs mil 300, por lo cual ingerir el edulcorante se vuelve inaccesible, además para sus hijos la leche la ha tenido que suplir por merengadas instantáneas que por lo general son más costosas, y según dijo no tienen las proteínas necesarias para contribuir al crecimiento de los infantes.

El malestar en los ciudadanos es evidente, la crisis económica que se vive en el país ha hecho que cada vez sea más difícil poder satisfacer una necesidad y un derecho humano fundamental: la alimentación.




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