AFP
El tabú en torno al aumento del precio de la gasolina en Venezuela quedó roto tras el alza anunciada por el gobierno este miércoles, que cayó como un baño de realidad para algunos, mientras otros creen que golpeará aún más sus maltrechos bolsillos.
«Este aumento va a disparar aún más la inflación. Si antes nos costaba hacer mercado, imagínate ahora», dijo a la AFP Carlos Peña, empleado de una estación de combustibles del este de Caracas.
Peña se mostró convencido de que los conductores ya no le dejarán propina, pues estaban acostumbrados a precios casi regalados y congelados desde hacía 20 años en un país con la inflación más alta del mundo (141,5% anualizada a septiembre de 2015).
Hasta el viernes, cuando comenzará a regir el aumento, llenar el tanque de un automóvil estándar costará cuatro bolívares, menos de la mitad de lo que vale una botella de agua mineral cuyo precio regula el gobierno. Por ello, los conductores acostumbraban a dejar el cambio.
«En un día hacía mil bolívares en propina. Con esta pelazón, no voy a hacer ni la mitad», se lamenta Peña.
El presidente Nicolás Maduro aumentó el precio del combustible en 1.328,5% para la gasolina normal y 6.085% para la súper.
Aún así, el litro de gasolina de 91 octanos costará apenas 1 bolívar y la de 95 valdrá 6 bolívares. Un pasaje en autobús en Caracas vale 20 bolívares.
Mientras carga combustible, Laura Garcés celebra la decisión aunque perjudique su bolsillo de estudiante universitaria, pues gana menos de un sueldo mínimo como becaria en una empresa.
«Es absurdo que un tanque de gasolina cueste menos que una botella de agua. El Estado no puede mantener esos regalos con esta crisis que estamos pasando», opina al volante de una camioneta que le prestan sus padres.