Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
Luciano Correia no quería ir a su panadería hoy. Un día sin trabajar no significaban nada ante todo lo todo lo que ha
perdido en medio de la crisis económica que vive el sector. Pero tenía
miedo. “¿Y si me cae el Seniat?”,
expresó tras el mostrador de su negocio al atender personalmente a dos clientes
que esperaban por café. “Tengo que prepararlos yo mismo. Más de la mitad del personal faltó”.
Su relato fue repetitivo el viernes 28 de octubre. El 80% de los establecimiento de Valencia subió sus santamarías como de
costumbre. Pero hubo 60% de
ausentismo laboral, según cifras de la Cámara de Comercio de la ciudad.
Todo como el resultado de la huelga general de 12 horas convocada por la Mesa
de Unidad Democrática (MUD), que se caracterizó por ser un llamado acatado por
los ciudadanos de manera particular.
En el centro de la capital carabobeña, donde se concentra la mayor
cantidad de actividad comercial, más de
tres mil personas no asistieron a sus puestos de trabajo. Pero a ninguno se le descontará el día por
eso. “La huelga es un derecho constitucional”, expresó Guillermo Manosalva,
presidente de la Cámara. Correia lo ratificó: “si yo fuese un trabajador más
tampoco hubiese venido hoy. Hay que
demostrarle al mundo que estamos descontentos con este Gobierno”.
Pese a ser viernes y día de cobro de quincena la actividad comercial no
estuvo movida como de costumbre. Se
calcula en 70% la ausencia de consumidores.
En términos generales los dueños
de negocios decidieron abrir sus puertas para cuidarse. “El empresario no
tomará la medida de bajar su santamaría porque el régimen es autoritario y
totalitario y no le molesta tomar acciones contra cualquier comercio por muy
grande o pequeño que sea”.
La mañana del viernes varios
establecimientos fueron inspeccionados por funcionarios militares.
Farmacias y supermercados fueron el blanco. “Todo por órdenes del general
Padrino López”.