Sara Pacheco
Sigue el problema, no llega la solución. Las aguas negras
desbordadas son un panorama común en las comunidades del sur de la ciudad. A
pesar que los consejos comunales y habitantes denuncian ante los organismos,
las respuestas siguen sin aparecer En el sector Ambrosio Plaza, en Miguel Peña,
el panorama no es distinto.
En las tuberías solo nos llega el agua martes y viernes.
Bastan solo unas pocas horas para que las cloacas comiencen a desbordarse,
explicó Antonio Sánchez, miembro de la Asociación Civil Vecinos por Ambrosio
Plaza. Para muchos esto es muestra clara de que ambos servicios se unen, por
tanto lo que sale de los grifos presenta sedimentos, color oscuro y mal olor.
Se llama a Hidrocentro, se visitan las oficinas, vienen,
traen un camión y a los días regresa el problema, replicó Coromoto Hernández.
Algunos residentes optaron por comprar masivamente cabillas, y de esta manera
destapar con sus propias manos las bocas de visitas. La vecina aseguró que la
empresa solo cuenta con dos camiones para toda la ciudad. “Es imposible que
cumplan con tan pocos equipos”.
La semana pasada se realizó una reunión con la directiva,
Sánchez precisó que los representantes argumentaron que el colapso de cloacas
no era competencia de la hidrológica. Los consejos comunales debían, mediante
una petición y con asesoramiento de los técnicos de la institución, hacer la
solicitud ante el Consejo Federal de Gobierno.
El problema se ha empeorado. Las razones son múltiples,
influyen sobrepoblación, retraso en soluciones por parte de las instituciones y
sobre todo la inconsciencia de la población. “Cuando destapan se consiguen
desde pañales hasta pantalones”, puntualizó Antonio.
