El equipo local arrancó el partido incisivo. (Foto EFE)

AFP

Bolivia derrotó 3-2 a Venezuela en un partido amistoso insípido y con poca emoción, a pesar de los goles, disputado la noche del martes en un despoblado estadio Hernando Siles de La Paz.

Con la victoria, el seleccionado boliviano logró revertir una prolongada mala racha logrando su primer triunfo, aunque para ello tuvo que padecer hasta casi el final del juego que sirvió además para testear las posibilidades de cara a la Copa América que albergará Chile en junio del próximo año.

El equipo local arrancó el partido incisivo, con dominio casi pleno de escena, pero a medida que corría el tiempo su juego se iba diluyendo hasta que Juan Arango, con un disparo de tiro libre, a los 38 minutos, puso en ventaja a la vinotinto.

Para el local firmó el empate transitorio 1-1 el capitán boliviano Ronald Raldes con un cabezazo impresionante, a los 41. El argentino naturalizado Damián Lizio, había adelantado 2-1, a los 52, tras pase milimétrico del lateral Miguel Hurtado.

Tras ir en desventaja, un disparo de Alexander González emparejó 2-2 tras recibir un balón en profundidad de Rómulo Otero, que reemplazó en la segunda mitad al capitán Arango.

En una jugada agónica, el punta Juan Carlos Arce puso el 3-2 definitivo con un zapatazo desde 35 metros, a los 87, cuando moría el lance.

El partido se animó en el segundo tiempo, luego de un primer tiempo aburrido, excepto los primeros 15 minutos de desborde y toque de Bolivia, lapso en que desperdició no obstante al menos tres opciones.

Venezuela fue mezquino al arriesgar poco soltando tímidamente amarras para el contragolpe, quizá aún con el trauma de la semana pasada cuando encajó un humillante 5-0 ante Chile, en Santiago.

No obstante la figura de Arango hizo sentir su presencia internacional en el mediocampo, apoyado por Seijas y una buena recuperación y proyección de Franklin Lucena.

Paradójicamente y cuando Bolivia parecía tener las mejores posibilidades, a los 25 un remate de 30 metros de Seijas, que pegó en el travesaño, despertó a los pocos aficionados que asistieron en el Siles, como una elocuente manifestación de la disconformidad y el desaliento que rodea al equipo nacional.

La afición recrimina a los dirigentes por la no clasificación de Bolivia al Mundial de Brasil-2014 y reclama cambios de fondo.

En el segundo tiempo, el técnico interino de Bolivia, el argentino Néstor Clausen, ordenó el ingreso de Marcelo Martins Moreno, el goleador del Gremio brasileño. La idea evidentemente era vigorizar el ataque.

Con la presencia de Martins, Bolivia soltó amarras y provocó varias posibilidades de gol, tanto así que a los 52, Lizio, el volante del O’Higgins chileno, puso arriba al local en el marcador.

Una gran desconcentración en la zaga boliviana, que ya se hace crónica, permitió el empate llanero.

Herido en su orgullo, el local se lanzó al ataque desordenado, pero sobre todo desesperado al escapársele de las manos el triunfo.

Con el resultado, Bolivia logró sacudirse del dato de que a Venezuela no le ganaba desde 2005, cuando la venció 3-1 de local en la ronda premundialista para Alemania-2006. Desde entonces sólo cosechó derrotas en tres encuentros siguientes.




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