AFP

La economía brasileña, la séptima del mundo, entró en recesión en el
segundo trimestre de este año, en el arranque de un período de retracción que
según analistas durará al menos 2 años.

La economía de Brasil creció a ritmo muy débil en los últimos 4 años,
pero el país no registraba una recesión desde inicios de 2009. Esta se define
por 2 trimestres consecutivos de contracción de la economía.

El Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil retrocedió 1,9% en el segundo
trimestre en relación a los tres meses anteriores, informó el viernes el
Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

El crecimiento del primer trimestre también fue revisado a la baja por
el IBGE, de -0,2% a -0,7%.

«El PIB apunta lo que Brasil está viviendo en los últimos tiempos,
una fuerte recesión, un escenario político bastante conturbado, con una
inflación en alza, con tasas en alza y la necesidad de un ajuste fiscal que no
llega. Eso ha afectado la confianza de los inversores, de los empresarios y de
los consumidores», dijo a la AFP Alex Agostini, economista jefe de la
agencia de calificación brasileña Austin Rating.

 – Múltiples frentes –

 «Brasil es un país fuerte, que va a crecer, va a superar las
dificultades que tiene, que son momentáneas», afirmó este viernes la
presidenta Dilma Rousseff durante un acto de entrega de viviendas en el noreste
del país. 

Sin hacer referencia explícita a la recesión, Rousseff se dirigió a los
brasileños asegurando que su gobierno «piensa en dos cosas: en cómo
aumentar el empleo, garantizar que el país vuelva a crecer y en reducir la
inflación», que «corroe la renta del trabajo, del emprendedor». 

La mandataria enfrenta problemas en varios frentes: la inflación está
por alcanzar los dos dígitos (9,56%) y ya duplica la meta oficial, la tasa de
interés de referencia está en su mayor nivel en 9 años (14,25%), el desempleo
también está en alza por séptimo mes consecutivo (7,5%), el ahorro fiscal es
casi nulo y el real se ha devaluado un 25% frente al dólar desde enero.

A esto se suma el megaescándalo de corrupción en la estatal Petrobras,
el mayor en la historia del país, y la inestabilidad política, con serias
grietas en la coalición de Gobierno y un sector de la población que ha
reclamado la destitución de Rousseff en tres masivas marchas callejeras en los
últimos seis meses.

La presidenta lucha aún para terminar de pasar por el Congreso un duro
ajuste fiscal que ponga orden en las cuentas públicas y que le genera un alto
costo político.

«Al menos estamos mal por una buena causa, Brasil está haciendo un
ajuste muy fuerte para frenar la inflación, es un ajuste de índole recesivo,
que frena la demanda» y el consumo, dijo a la AFP André Perfeito, de la
consultora Gradual Investimentos en Sao Paulo.

Elegida en octubre para un segundo mandato con 52% de los votos, la
popularidad de Rousseff se ha desplomado a 8%.

 – ¿Dos años de recesión? –

 El mercado proyecta una recesión durante todo 2015 con una caída
del PIB de 2,06%, que se alargaría hasta 2016, con una contracción de 0,26%.

«Si se confirma la proyección de una caída del PIB por dos años
seguidos, será el peor resultado para la economía de Brasil en los últimos 85
años, ya que la última vez que sucedió eso fue en 1930-31», precisó
Agostini.

El ambiente político no ayuda en nada a mejorar los indicadores, resaltó
el economista.

«Hay un clima político perturbado, hay corrupción, baja aprobación
del Gobierno, cuando el Ejecutivo envía proyectos al Congreso no son aprobados
o son demorados y luego no son hechos los ajustes», lamentó.

La corrupción en la estatal Petrobras, donde grandes empresas
constructoras formaron un cartel y pagaron sobornos a jerarcas de la compañía
durante 10 años a cambio de contratos, afecta a decenas de legisladores en
funciones que son investigados por la justicia.

Los millonarios sobornos eran destinados a engrosar los bolsillos de
jerarcas de la empresa, intermediarios y también las arcas de partidos
políticos que colocaron a esos directores en la petrolera.

El caso ha costado a Petrobras al menos 2 mil millones de dólares y ha
salpicado al gobernante Partido de los Trabajadores con el envío a la cárcel
del tesorero Joao Vaccari Neto, así como José Dirceu, que fue jefe de gabinete
del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010).

«El problema de Brasil es hasta más político que económico, hay
incertidumbre en la conducción del Gobierno, y los empresarios se
retraen», estimó Perfeito, de Gradual Investimentos.

El decepcionante desempeño económico ha llevado a las agencias de
calificación de riesgo a bajar las notas de la deuda soberana de Brasil, que
ahora se encuentra a solo un paso de perder su grado de inversión y caer a la categoría
especulativa.

Tras un alza espectacular de 7,5% del PIB en 2010 que fascinó al mundo y
puso a Brasil al frente de las potencias emergentes, la economía del gigante
sudamericano creció solo 2,7% en 2011, 1% en 2012, 2,5% en 2013 y apenas 0,1%
en 2014.




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