Dayrí Blanco
Están a la vista de todos. En las aceras de principales avenidas y en pleno centro de la ciudad hay una amplia variedad de exhibición de juegos pirotécnicos típicos de la fecha. Unos más grandes que otros, de diferentes colores, y diversos sonidos. Pero la norma es clara. La venta de fuegos artificiales está prohibida en Valencia y Naguanagua. Solo dos establecimientos en cada municipio tienen la debida certificación para hacerlo.
En el bulevar Constitución, la avenida Branger, la Bolívar Norte, La Isabelica, Plaza de Toros y en varias calles de Prebo, El Parral y La Viña hay puestos ambulantes no permisados. De acuerdo al teniente Eduardo Borjas, jefe encargado de la División de Gestión de Riesgo Tecnológico e Investigación del Cuerpo de Bomberos de Valencia, solo tienen autorización para el expendio de juegos pirotécnicos un local en la avenida Lara y otro en Flor Amarillo que no está funcionando. El resto corresponde a ventas ilegales.
La misma escena se repite en la avenida Universidad de Naguanagua, municipio en el que solo están permisados un comercio en la avenida Valencia y otro en la 190, según detalló el comandante de los Bomberos Universitarios, capitán Carlos Camacho.
Pero las prohibiciones van más allá. No está permitida la venta de Bin Laden, Pinocho, Papapinocho, Mata Suegra, Martillito, Tumba Rancho, Súper King Kong, Saltaperico, Super Flor Coloreada, Cebollón, Saludo Estruendoso, Doble Thunder, Match Cracker, Maga-Pirat, Spanish Cracker, Nitrate Lightning, Thunder, Trueno Mecha, Thunder Bomb Cracker, T.N.T 2015, Fosforito de dos tiros en adelante, y la mayoría forma parte de los inventarios de los puestos ilegales. También cuentan como los prohibidos globos del deseo. Todo es ofrecido únicamente a quien pregunta por esos productos.
Los comerciantes informales no cuentan con los permisos expedidos por la alcaldía, los bomberos y la Dirección General de Armas y Explosivos (Daex). Tampoco tienen extintores de fuego ni afiches de señalización. Los productos están expuestos de forma libre al sol, pese a los riesgos de explosión que se corren por las elevadas temperaturas.
