Dayrí Blanco

María, Juana y Patricia ven los límites de su problema de abastecimiento entre las dos cuadras de cola que hacen una vez a la semana. Tres y hasta seis horas de espera bajo sol invierten pero sus bolsas nunca cargan todo lo que necesitan. Lo mismo pasa con los buques en los que llega la mayoría de los productos que compran y que ingresan a costas venezolanas con el déficit como etiqueta. Ahí comienza la larga cadena que configura su situación crítica de escasez, en la caída en más de 50% del número de contenedores que arriban al puerto de La Guaira al cierre de 2015 y que desde enero se transformó en lo que podría ser el inicio de una crisis humanitaria. 

No hay alimentos. Ni en los hogares venezolanos, ni en los establecimientos, ni en las líneas de producción internas. Y las importaciones se han reducido al mínimo. Hasta el martes 19 solo habían ingresado a La Guaira 22 barcos. De los que 14 son portacontenedores que trae en su mayoría alimentos, medicinas, artículos de higiene y aseo personal, y electrodomésticos; tres cruceros turistas; una carga general con atados de cabillas; un bobinero; y tres de cabotaje a Los Roques. 

En promedio lo habitual era recibir más de 40 buques portacontenedores en un mes. Ese número ha caído entre 20 y 28. Pero eso no es todo. También se ha reducido a la mitad la cantidad de la carga al pasar de un promedio de 700 contenedores por barco a 350. 

La desolación no es casualidad. Tampoco es producto de las labores de ampliación del terminal que se aceleraron a finales de 2015. La realidad es que de 28 muelles solo dos o tres como máximo se mantienen ocupados. 

De acuerdo a los datos del economista Luis Lozada, en 2010 se destinaron cuatro mil 100 millones de dólares al mes para importaciones de materia prima y productos terminados, lo que es igual a 49 mil 200 millones durante ese año, mientras que al cierre de 2015 se invirtieron solo 23 mil millones de dólares, lo que implicó una merma de 45,5%.




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