Michael Schwartz, el cocinero de «Michael’s Genuine». (Foto EFE)

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Con una capacidad de producción de dos cócteles cada dos minutos, los camareros robóticos hacen su aparición en el plató de la cocina de los cruceros de lujo, donde la variedad gastronómica pone las luces, las cámaras y la acción.

En los nuevos cruceros, comer deja de ser una ceremonia y se convierte en algo «fácil y divertido», explicó a Efe Brian Abel, encargado de comida y refrescos en el «Quantum of the Seas», el primer «smartship» del mundo cuyo viaje inaugural zarpó esta semana desde Nueva York.

A la rigidez, pompa y lujo del «Titanic» le sustituye el concepto de «Dynamic Dining» (cena dinámica) en la que «el invitado puede decidir cuándo comer, con quién comer y qué comer», explicó Abel.

Los nuevos cruceros destierran la idea del gran comedor, al que los invitados debían acudir en turnos -normalmente uno a las 6 y otro a las 8- para sentarse en la misma mesa con las mismas personas.

Libertad creativa para las papilas gustativas. Royal Caribbean, la compañía que ha lanzado este buque, divide el tradicional gran comedor en cuatro restaurantes con temáticas muy diferentes: desde uno que recorre el panorama gastronómico de Estados Unidos desde la costa este a la oeste, hasta un oriental donde casi se oye cantar a los grillos en los farolillos.

Cebollas colgando de la pared o tomates troceados entre tablas de madera florecen en la cocina del famoso cocinero Jamie Oliver, que sazonó el mundo televisivo con sus programas «El chef desnudo», «La cocina de Jamie» o «Jamie el ministro de la comida».

Los diferentes colores de los «macarons» franceses crean un arco iris en una pastelería gala, mientras los mojitos del bar «Boleros» hablan en español y se condimentan a ritmo de salsa según va cayendo el sol.

«Wonderland», el mundo de las maravillas, es otro de los restaurantes temáticos del crucero donde el «entretenimiento y el show» bailan a la luz de las velas, mientras el cliente se aventura en la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones cuando un líquido mágico le descubre la carta escrita con tinta invisible.

«Cada restaurante actúa de forma independiente», explicó a Efe Michael Schwartz, el cocinero de «Michael’s Genuine», un pub donde los huevos revueltos con bacon se degustan en altas banquetas de madera desde las que avistar posibles naves espaciales.

Y es que la innovación llega de la mano de los nuevos R2-D2 o C-3PO, que esta vez eligen la barra del bar y los cócteles antes que enfrentarse con meteoritos gigantes o combatir el lado oscuro de la fuerza, como ocurría en la «Guerra de las Galaxias».

Los dos primeros camareros robots del mundo, P1L y N1C -uno es macho y el otro hembra-, se dedican en este crucero a mezclar entre sus manos de metal cócteles tan originales como «el biónico» o «el robótico».

Los mojitos o los bloody mary también están en el repertorio de estos camareros de las galaxias, que son capaces de procesar las peticiones que los clientes realizan a través de tabletas electrónicas situadas en las mesas del bar.




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