El objetivo del combinado nacional es clasificar a Rusia 2018. (Foto AP)
Daniel García Vargas || dgarcia@el-carabobeno.com
Ensayo y error, eso fue la Copa América para la selección nacional. Más allá de las ilusiones que inyectó el triunfo sobre Colombia, el verdadero objetivo del certamen era medir centímetro a centímetro al nuevo combinado de Noel Sanvicente dentro de un plano de alta competencia.
En sus tres encuentros, la vinotinto pudo ganar más de 270 minutos de acción en los que fue exigida defensiva y ofensivamente, sin contar los días de preparación grupal completos que se llevaron a cabo en Mendoza y Rancagua. Todo esto es un cúmulo de experiencias positivas que sirven para recuperarse del vacío que existió antes del nombramiento del estratega guayanés.
Más allá de estar entre las ocho mejores de la confederación más pareja del planeta, un eventual pase a cuartos de final pudo haber significado la posibilidad de que la oncena patria ganara un poco más tiempo de trabajo y concentración junta, lo que sí tendrán ocho de los diez próximos rivales en el camino a Rusia.
Más allá de esa desventaja, durante la cita chilena, Venezuela comenzó a labrar la base que se podrá ver en las eliminatorias que inician en septiembre. De los 23 convocados, 16 vieron acción y seis lo hicieron durante la totalidad de la competencia. Siete no tuvieron minutos: Dani Hernández, Wuilker Fariñez, Wilker Ángel, Gelmin Rivas, Rafael Acosta, Jhon Murillo y Grenddy Perozo.
Los afortunados que jugaron la totalidad de la copa son Alain Baroja, Roberto Rosales, Oswaldo Vizcarrondo, Andrés Túñez, Tomás Rincón y Salomón Rondón, quienes están llamados a ser la columna vertebral del combinado vinotinto en esta nueva etapa, junto con adiciones como las de Fernando Amorebieta (que por su expulsión no vio más minutos) y Luis Manuel Seijas.
La buena noticia para el cuerpo técnico ha sido Ronald Vargas, quien dejó un buen sabor de boca siempre que encontró espacios para asociarse y desequilibrar. El “10” demostró que con mayor rodaje y confianza es una talentosa pieza de la que se puede echar mano bien sea como titular o como revulsivo.
Tácticamente la escuadra de Noel Sanvicente supo defenderse bien y mantener el orden, pese a que en pasajes expuso demasiado a sus centrales y al mismo Baroja. Salvo algunas entradas de Seijas que le valieron amonestaciones verbales y tarjetas, parece que Rincón ha encontrado un socio con el que se puede llegar a entender con más minutos en cancha.
Automatismos como la apertura de cancha escalonada y las triangulaciones por banda derecha para encontrar espacios fueron asimilados, mientras que el sacrificio que tanto exigió el técnico de San Félix finalmente se halló en piezas como Alejandro Guerra, quien se multiplicó para colaborar en la recuperación y en un abrir y cerrar de ojos retomó sus labores ofensivas para servir pases en tres cuartos de cancha rival.
La tarea pendiente para el cuadro de Noel Sanvicente será mejorar en la transición defensa-ataque con salida limpia. Además, deberá buscar nuevas variantes para enfrentar a diferentes tipos de rivales con o sin espacios, con o sin presión. El fondo físico y los recambios son el principal objeto de estudio en estos casos.
El ejercicio de la Copa América fue positivo para Venezuela, sin embargo, el trabajo debe continuar con más amistosos y rodaje, más si la competición arroja que los tres últimos en la eliminatoria pasada (Bolivia, Paraguay, y Perú) consiguieron prolongar su tiempo de concentración en Chile. Todo esto, previo a unas eliminatorias que trazarán el camino hacia el verdadero objetivo: Rusia, con la novedad de un calendario nuevo y el regreso de Brasil.
