Usuarios deben hacer peripecias para abordar las unidades. (Foto José Alberto Ochoa)

Camila Quinteros se enfrenta a diario al caos que implica el uso del transporte colectivo desde la avenida Bolívar en las horas pico. Falta de respeto, música a todo volumen, hacinamiento, inseguridad y exceso de velocidad forman parte de su historia personal.

No es solo lo complicado de abordar las unidades por la cantidad de pasajeros, el alto volumen de la música y el irrespeto a la capacidad de los vehículos, sino el abuso en el cobro. La mayoría de los pasajeros coincide en que los transportistas no respetan la tarifa. Después de las 5 p.m. aumentan dos bolívares al pasaje, fijado en ocho bolívares hasta las 7 p.m. A partir de esa hora, los domingos y también los días feriados sube a nueve.

La falta de respeto a los adultos mayores y estudiantes por no pagar el pasaje completo es una denuncia repetitiva. También lo es que muchas personas van guindando en la puerta, pese al riesgo que representa. Testigo de estos hechos ha sido Camila Quinteros. Ella, además, esperó más de media hora por la llegada de la ruta hacia Santa Rosa.

La velocidad es exagerada en la mayoría de los autobuses. Conductores y colectores hablan por teléfono, fuman y algunos hasta ingieren licor cuando la buseta está llena de pasajeros. “No les importa que vayan niños a bordo, nadie pone reglas a los transportistas”.

El alto costo de un traslado en taxi y el disminuido presupuesto familiar obligan a los pasajeros a soportar las calamidades. La inseguridad tiene su cuota de importancia. Es preferible irse, aunque sea de pie, que recibir la noche en una parada.

La música le gusta a todos, argumentó el colector de una ruta a Plaza de Toros. Insisten en que la tarifa debe ser de 10 bolívares, por lo caro de los repuestos.

Camila llega a su casa hora y media más tarde, con el estrés de un viaje cargado de incomodidades y riesgo. (MEE)




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