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Hace poco más de seis años, el venezolano Carlos
González era el nuevo integrante de los Rockies. En aquel entonces surgía como
un talentoso joven de 23 años con algo qué demostrar.

Ahora podemos ver lo que ha hecho.

A los 29 años de edad, y después de que Colorado
decidió cambiar al estelar torpedero Troy
Tulowitzki a los Azulejos
la semana pasada, González se ha convertido en el veterano del equipo.

González, un jardinero derecho, es acompañado en
las praderas por Charlie Blackmon de 29 años y Kyle
Parker de 25 años cuando Ben
Paulsen de 27 años juega
en la inicial. También está DJ LeMahieu de 25 años jugando en la intermedia y Nolan
Arenado de 24 años en la
antesala.

«No soy el viejo del equipo», expresó González con una
sonrisa.

Sin embargo, es el sabio veterano de una franquicia que ha estado en
descenso desde que participó en la Serie Mundial del 2007 e hizo otro viaje a
la postemporada en el 2009. Los Rockies no han tenido una temporada positiva
desde el 2010, y tratarán de evitar terminar en el sótano del Oeste de la Liga
Americana por cuarta vez en cinco años. Sin una exitosa campaña desde el 2010,
ha existido algo de inestabilidad en el clubhouse.

El relevista venezolano Rafael
Betancourt es el único
integrante de Colorado que participó con el club en la postemporada del 2009,
aunque el zurdo mexicano Jorge de la Rosa estuvo en el roster de la temporada
regular en dicha temporada.

Betancourt, De la Rosa y González están entre los 147 jugadores que han
jugado en un partido con los Rockies desde la llegada del guardabosque el 5 de
junio del 2009.

Ya es hora de que González comparta las lecciones que ha aprendido, en
especial una de su ex dirigente Jim Tracy. Tras 18 días y 17 juegos desde la
llegada de González a Colorado, Tracy tuvo una reunión a puerta cerrada con
González en el Angel Stadium y le fijó al joven jardinero un enorme reto.

«Tienes que descifrar todo esto», dijo Tracy en aquella
reunión. «Ya no tienes que demostrar nada en Triple-A. Perteneces aquí. No
te bajaremos, entonces está en tus manos hacer tu trabajo».

González sonríe al recordar aquella tarde. Tras ser cambiado dos veces
en su carrera, había comenzado la temporada en Triple-A Colorado Springs,
bateando .339 con 12 dobles, siete triples, 10 jonrones y 59 remolcadas en 48
partidos.

Pero el camino en las Grandes Ligas estuvo lleno de obstáculos. La noche
anterior los Rockies apalearon a los Angelinos 11-1, pero González no se unió a
la fiesta. Bateó de 5-0 y se ponchó cuatro veces. Después de 15 encuentros con
los Rockies, tenía 10 imparables y 11 ponches. Llevaba un promedio de .175.

«Jim fue una persona especial para mí», manifestó González.
«Me dio la confianza para jugar en este nivel. Pasaba por un mal momento y
me llamó para decirme que sería su jardinero izquierdo titular entonces tenía
que comenzar a hacer mi trabajo o los dos perderíamos nuestros empleos».

González hizo su trabajo. En sus últimos 76 partidos de aquel año, bateó
.302 con 19 cuadrangulares. Además, demostró que era digno de jugar en la Gran
Carpa y podía ser una pieza clave para ayudar a los Rockies a un repunte en la
segunda mitad de temporada y llevarse el Comodín de la Liga Americana.

Eso fue un momento divertido.

Ahora es un reto.




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