Tampoco se consigue pollo. (Foto Andrews Abreu)

Expendedores se niegan a seguir trabajando “a pérdida”

Dayrí Blanco || Luis Carías
Dayrí Blanco / Luis Carías

10 veces en menos de dos meses ha sido fiscalizado el negocio de Oswaldo Moreira. En cada visita de la Sundde ha perdido alrededor de 150 mil bolívares. Por eso decidió no arriesgarse más y, como la mayoría de los comerciantes del sector, desde hace dos semanas no recibe carne que no pueda vender a precio regulado. Las neveras de 27 negocios están vacías. Los trabajadores conversan entre ellos y la posibilidad de bajar las santamarías de forma definitiva está cada vez más latente.

Con charcutería y carne de cerdo es imposible mantener un frigorífico. No se trata que las ganancias hayan disminuido, sino que todas las cuentas dan resultados negativos. “No podemos trabajar más a pérdida”.

En el periférico la Candelaria, los 27 negocios dedicados al ramo están sin inventario. Algunos están cerrados, no tienen nada qué vender. Otros solo ofertan vísceras de cerdo en 100 bolívares el kilo. Tampoco hay pollo, en su lugar se exhibe gallina en 190. La última vez que vendieron carne fue hace dos semanas a 390 la de segunda y 440 la de primera, lo que representa el doble de la regulación establecida por el Ejecutivo. Estos 15 días sin producto cada establecimiento ha registrado una pérdida aproximada de 50 mil bolívares.

Se espera que este martes sean despachadas entre 30 y 40 reses en el periférico a los comerciantes que se arriesgarán a venderla a sobreprecio, y que la semana pasada anunciaron que los clientes tendrán que desembolsillar 600 bolívares por el kilo de carne de primera y 550 por el de segunda.

Las estructuras de costos de este tipo de negocio han crecido de forma considerable los últimos meses. Cada trabajador cobra alrededor de tres mil bolívares a la semana. A esto se le suma las alzas de precios de insumos básicos como las hojas de las sierra que pasó de 200 a mil 300 bolívares cada una en menos de cuatro meses y cada una tiene un tiempo de vida de no más de tres días.

Fedenaga: Es insostenible

El presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga), Carlos Albornoz, lo explicó de forma clara: Es insostenible vender por debajo de la estructura de costos, pero tampoco se puede exagerar y ofrecer un kilo de carne en 600 bolívares.

Pero la regulación de precios no es el único inconveniente. “Las condiciones no están dadas para producir”. No hay equipamientos y conseguir insumos en el campo es lo equivalente a encontrar un kilo de carne. “Estamos pagando las consecuencias de las fincas expropiadas, y en dos años la factura será la de las reses muertas en 2014”. Explicó que para que un ganado esté apto para el consumo se deben esperar tres años a partir de su nacimiento. Por eso la recuperación de la producción nacional requiere de tiempo y de inversión.

Con el mercado nacional cubierto apenas en 38%, la opción es la importación. Hasta diciembre se compraba en el extranjero 70 mil kilos que podía ser vendido a precio regulado. Pero con la escasez de divisas ese número bajó de forma considerable y la oferta se vio severamente afectada. Todo indica que por ahora las neveras de las carnicerías permanecerán vacías, y algunos negocios simplemente no podrán seguir operativos.

El presidente de Fedenaga denunció que los productores continúan aunando esfuerzos para atender las fallas. Sin embargo, no cuentan con las condiciones para satisfacer la demanda de carne y leche. “La estructura de costos influye y mucha gente abuse. No es justo que un kilo de carne cuesta Bs 75 al productor, donde un litro de leche cueste Bs 13”.

Otto Gómez, presidente del Consejo Venezolano de Carne, agregó que la competencia con las importaciones de carne a nivel de sector público es dramática.




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