EFE

El guardameta internacional español Iker Casillas ha llegado
a un acuerdo con el Real Madrid, con el que aún le quedaban dos temporadas de
contrato, para abandonar la disciplina de club donde ha estado veinticinco
años, dieciséis de ellos en la primera plantilla, y convertirse en nuevo
jugador del Oporto. Así lo ha informado el Real Madrid mediante un comunicado en
que afirma el club español y el Oporto «han acordado el traspaso de Iker
Casillas al club portugués».

Iker Casillas, que el pasado 20 de mayo cumplió 34 años,
entró en el Real Madrid con apenas nueve, y pasó por todas las categorías
inferiores del club hasta ascender en 1999 al primer equipo.

Casillas, el fin de una era

La marcha de Iker Casillas del Real Madrid dejará un gran
vacío en el vestuario de Rafael Benítez, que pierde a uno de los pilares del
club en la última década y media. El portero blanco deja atrás dieciséis
temporadas en las que ganó todos los títulos posibles que en forma de trofeo
decoran unas vitrinas agradecidas a un guardameta que pone fin a una era.

Casillas era hasta hoy el único componente de la plantilla
blanca que vivió en su propia piel y de primera mano la época dorada del Real
Madrid de los «Galácticos» que ganó la Liga de Campeones de 2002.
También era el único que aún presumía de haber logrado la octava, en 2000,
cuando aún quedaban los restos de otra generación.

Aquella de Fernando Hierro y Manolo Sanchis, el último de la
«Quinta del Buitre», también la disfrutó Casillas. Fue el gancho
entre dos estilos que tuvieron más o menos éxito y en ambos fue un protagonista
esencial. De 1999 a 2015, Iker Casillas fue historia eterna en activo dentro
del Real Madrid.

En el equipo que deja el ya ex capitán blanco, solo Sergio
Ramos podrá contar historias de Zinedine Zidane, David Beckham o Ronaldo
Nazario. Sin embargo, el defensa sevillano vivió junto a esas figuras en la
decadencia galáctica, cuando las puertas se fueron abriendo para la salida de
todos justo cuando él llegó.

Por eso, la marcha de Casillas acaba con la de toda una
generación que vivió el resurgir europeo del Real Madrid. Después de la ansiada
octava Copa de Europa, emergió de la nada para convertirse en uno de los
máximos exponentes de la siguiente generación de madridistas junto a Raúl
González y José María Gutiérrez «Guti».

Hace tiempo que sus dos compañeros de batalla abandonaron el
Real Madrid. En su momento, no lo hicieron por la puerta grande. Una rueda de
prensa despidió a Guti y un partido homenaje años después de su marcha
reconoció los méritos de Raúl.

Pero juntos sí comenzaron a forjar su propia leyenda. Cuando
Casillas llegó al primer equipo, ambos ya acariciaban el éxito junto a los
mayores.

Fue el último en llegar, pero con ellos disfrutó al máximo
desde el día que estaba en el instituto de Móstoles y recibió un aviso de su
director: tenía que hacer las maletas corriendo porque Santiago Cañizares se
había lesionado y le habían convocado para viajar a Noruega a un partido de
Liga de Campeones ante el Rosenborg.

Aquel 27 de noviembre de 1998, cuando solo tenía 16 años,
comenzó la historia de Iker Casillas, que se hizo más solida cuando debutó el
12 de septiembre de 1999 en el estadio de San Mamés frente al Athletic Club.
Desde ahí hasta su despedida, han pasado dieciséis años.

En ellos vivió el sabor de la gloria y de la derrota. Muchos
fueron sus momentos inolvidables, como cuando renació de las cenizas en la
final de la Liga de Campeones que ganó al Bayer Leverkusen en 2002. Todos
recuerdan su llanto cuando el Real Madrid ganó el título. Sólo jugó 23 minutos,
fue suplente, pero una lesión de César le permitió salir para hacer tres
paradas decisivas.

Después llegaron más trofeos. En total, su carrera está
jalonada de éxitos: cinco Ligas, dos Copas del Rey, tres Ligas de Campeones,
cuatro Supercopas de España, dos Supercopas de Europa, una Copa
Intercontinental y un Mundial de Clubes. Todo eso lo ganó con el Real Madrid.

Su felicidad fue plena hasta el último año de José Mourinho.
Hasta entonces, sus preocupaciones simplemente fueron deportivas. Vivió grandes
derrotas y épocas oscuras, como las seis temporadas seguidas en las que su
equipo fue incapaz de pasar de los octavos de final de la Liga de Campeones, la
final del «Centenariazo» o el año 2004, en el que lo perdió todo en
pocos meses: Liga, final de Copa ante el Zaragoza y Copa de Europa en cuartos
con el Mónaco.

Las tres últimas temporadas de Casillas han sido una agonía.
Todo empezó con José Mourinho, que cuajó bien con su capitán en sus dos
primeros años. Sin embargo, en el tercero, todo se torció tras las luchas
intestinas contra el Barcelona en las que Casillas medió tras llamar a Xavi Hernández
para rebajar una tensión que podía afectar a su querida selección española.

Ese hecho, sumado a un evidente bajón en su estado de forma,
llevaron al portugués a sentar a Casillas en un duelo ante el Málaga en La
Rosaleda. Puso a Antonio Adán en la portería para darle un toque de atención.
Después, recuperó la titularidad, se lesionó, llegó Diego López y fue suplente
hasta el final de curso y todo el siguiente con Carlo Ancelotti.

En las últimas dos campañas, un sector de su público comenzó
a silbar a la persona que parecía intocable. Cada acto de Casillas fue
analizado con lupa durante un par de años. Cada error, elevado a los altares.
Uno de ellos, en la final de Lisboa ante el Atlético, pudo costar la Décima al
Real Madrid. Sergio Ramos lo arregló en el minuto 93.

Aquel fue su último gran título. Hace más de un año de
aquello. Ahora, tras una temporada en blanco, Casillas dice adiós al Real
Madrid. Con él, se va un hombre que convivió con varias generaciones y que fue
el más aplaudido y el más criticado.

Deja atrás a los «Galácticos», al
último de la «Quinta», a los últimos grandes canteranos -Raúl y Guti-
y, como no, a la monstruoso equipo aglutinado alrededor de Cristiano. Se acabó
una era en el club blanco. Ahora se abre la era sin Iker Casillas. Desde ya, el
contador se ha puesto a cero. Comienza una nueva etapa, la etapa post Casillas.
Sin él, habrá un antes y un después




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