Dayrí Blanco
Las risas y miradas cómplices invadieron el salón Inca Garcilaso De La
Vega de la Filuc 2015. María Bárbara Rondón Mendoza y su padre, César Miguel
Rondón, se hacían señas, se ayudaban y se hablaban entre sonrisas la mañana del
sábado, durante el conversatorio que
realizaron sobre la historia que llevó a la joven a escribir su primer libro.
“Soy Bárbara y Soy Especial” es el título de la obra que ya tiene un año
en las librerías del país y se lee en todo el mundo en su versión digital. Tener Síndrome de Down no ha sido impedimento
para lograr sus metas, en 1995 logró medalla de plata en equitación en las
Olimpiadas Especiales, y en 2011 decidió, con el apoyo de su madrastra,
publicar en blog sus poesías.
Durante su intervención ella detenía su discurso en algunas
oportunidades. No quería perderse ningún detalle. Explicó que en 2012 su hermana “a quien admiro como una
mamá” le produjo y grabó un documental
sobre su vida que fue proyectado en la pantalla del salón.
Su padre, le ofreció agua
mientras veía con emoción las fotos de
su niñez que ilustraban el relato que hacía María Bárbara con su voz en inglés,
el idioma que mejor maneja.
Admitió que “no soporta” sentir que no la entienden cuando habla, por
eso prefiere expresar sus sentimientos
escribiendo y así cumplió su sueño de seguir los pasos de su padre.
Al mencionar a su familia, que catalogó de amada y maravillosa, no pudo
evitar conmoverse. Lloró. Su papá la abrazó y ella siguió su presentación que
culminó al expresar que las necesidades
especiales son derechos humanos.
César Miguel Rondón le dio un beso en la frente, volvió a abrazarla y
repitió el beso, esta vez en la cabeza. “Yo no he querido hablar porque este es
el momento de Bárbara. Ahorita soy solo un padre afortunado y orgulloso”.