Heberlizeth González C.
A muchas personas les afecta el cierre de la edición impresa de El Carabobeño. No solo el personal interno de la empresa padece desde que el diario dejó de circular por no complacer las políticas de los que hoy gobiernan una Venezuela bonita pero destruida por esas mismas filas.
Desde el 18 de marzo este octogenario no está en los hogares de los carabobeños ni en los kioscos donde lo adquirían. Para Luis José Morillo la entrada de dinero ya no es la misma que percibía desde hace más de 20 años desde que vende El Carabobeño, en el famoso kiosco azul de La Esmeralda.
Los clientes que le gusta leer El Carabobeño no se resignan. Cada persona se acostumbra a un tipo de prensa. "Eso es religioso. Si no lo leen les da dolor de cabeza. A muchos ya no les gusta otros medios impresos de la región por las publicaciones que sacan", contó.
Morillo recuerda, entre risas, que vendía El Carabobeño desde que costaba un rial. Para él era ley llevar un ejemplar a su casa todos los domingos. Tiene un nieta en primaria que, seguramente necesitaría El Suplemento Infantil para hacer sus trabajos escolares.
Lamentó que la mayoría de los trabajadores del Diario del Centro hayan quedado sin trabajo por un obligado cierre técnico. Mantiene firme la esperanza que más temprano que tarde tenga de vuelta El Carabobeño en su kiosco azul.
Desde que Israel González tiene uso de razón lee El Carabobeño, cuenta el hombre entrado en años, mientras atiende su pequeña bodega. Cada mañana se apreciaba sentado leyendo el periódico, a la espera de un cliente.
"Ese periódico que estamos leyendo ahora es chavista", precisó. A veces prefiere no leerlo porque a su juicio las informaciones no son balanceadas.
En Carabobo hay muchos que como Morillo y González esperan con ansias volver a tener entre sus manos un ejemplar donde leer buen periodismo.
