Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com
Cuán orgulloso estaría Eugenio Montejo. El título de su obra sobre poesía infantil es el nombre de un espacio cultural y ameno dentro de la Filuc: “El Chamario”. Han pasado siete años desde la desaparición física del ensayista y fundador de la revista Poesía, de la Universidad de Carabobo. Pero al ver a niños leyendo y jugando a aprender con tanta dedicación, es obvio que de algún modo, él sigue vivo.
Desde la inauguración de la Filuc, este sábado, el Chamario ha recibido a más de 400 niños, dice orgullosa Trina Malpica, su coordinadora. Y los que faltan, augura. Desde este martes hasta el cierre de la feria, el 18 de octubre, estima que 11 colegios visiten diariamente el espacio que dirige, avalado por la empresa privada de alimentos más grande del país.
Isabel tiene nueve años. Le encanta la lectura porque le permite descubrir cosas. Sus padres le compraron un libro sobre historia y geografía de Carabobo. Lo sostuvo en sus manos; y sin que se lo pidieran empezó a hojearlo.
Más temprano un grupo de al menos siete niños hacía las veces de artista. Para ellos era solo un juego. Sentados en círculo en el piso alfombrado pintaban dibujos de animales silueteados en blanco y negro. Parte de su arte será pegado en las paredes del Chamario para la posteridad.
También son audiencia. Los niños que visitan el lugar -que está casi al finalizar el recorrido de la Filuc- escuchan gente como Pío Lara, cuentista “guarobobeño”.
A las 3:00 p.m. se realizó el taller para niños “Estimulación a través de la plastilina”, dictado por Malpica, convencida de que la lectura, como todo lo que se hace en el Chamario, es estimulación.