AFP

El holandés Guus Hiddink acude a Londres como un bombero para apagar el fuego Blue «hasta el final de temporada». Al igual que el portugués José Mourinho, al que sustituye, Hiddink vivirá un segundo periodo en el Chelsea después del vivido en 2009.

Fuera de los focos desde su salida en junio de la selección holandesa, Hiddink dejó su estado de semi-jubilación para acudir a la llamada de su amigo Roman Abramovich, el propietario ruso de un equipo en horas bajas.

El Chelsea ha perdido 9 de los primeros 16 partidos del campeonato inglés, y empezó el fin de semana con apenas un punto por encima de la zona de descenso.

Una situación que terminó por costar el puesto al ídolo del público de Stamford Bridge, José Mourinho, campeón de la Premier hace unos meses pero caído en desgracia ante sus propios jugadores a causa de su pronunciado gusto por el conflicto y la polémica pública.

«Estoy entusiasmado por volver a Stamford Bridge», se felicitó Hiddink, políticamente hábil, declarándose encantado de poder «reanudar la magnífica relación que tenía con el público».

«El Chelsea es uno de los clubes más grandes del mundo, pero no se está actualmente en la posición en la que debería encontrarse. Sin embargo, estoy convencido de que volveremos a esa situación esta temporada», aseguró.

Con menos aristas y presentado como un técnico comunicativo, sabe dirigir los grupos humanos, y da confianza a los futbolistas en el terreno de juego.

Su largo bagaje en los banquillos y su acreditado palmarés serán sus mejores avales para devolver la confianza y la alegría de las que actualmente carecen los jugadores.

Su simple rol de interino hasta final de temporada confirma la estrategia del Chelsea, que buscará ahora con más calma un técnico joven y de prestigio una vez que las aguas vuelvan a su cauce en Londres.

Los tres elegidos por los que suspiran los Blues, el español Pep Guardiola, el argentino Diego Simeone, y el italiano Antonio Conte, según la prensa británica, están todos ellos con contrato en vigor, con el Bayern de Múnich, con el Atlético de Madrid y con la selección italiana.

– Viajero incansable –

Desde ahora hasta junio y la Eurocopa-2016, la situación debería por tanto evolucionar, y el Chelsea convertirse de nuevo en un destino atractivo para los entrenadores.

Hiddink estuvo en la tribuna de Stamford Bridge en el partido del sábado ante el Sunderland, dispone de varios meses para revertir la situación, como ya hiciera entre febrero y junio de 2009, cuando tomó el testigo de Luiz Felipe Scolari.

Entonces compaginó su puesto con el cargo de seleccionador de Rusia, logrando una Copa de Inglaterra, una clasificación para semifinales de la Liga de Campeones, y con una sola derrota en la Premier.

En su país, Hiddink es considerado esencialmente como el técnico de un solo club, el PSV Eindhoven, en el que militó como jugador y con el que ganó todo como entrenador (6 títulos de Liga, cuatro Copas, una Supercopa de Holanda, una Copa de Campeones en 1988 y una Intercontinental).

Empezó su carrera de entrenador en el club holandés del De Graafschap, en 1982, y desde entonces ha entrenado al PSV Eindhoven, al Fenerbahçe turco; al Valencia, el Real Madrid y el Betis, en España; al Chelsea inglés y al Anzh Makhatchkala ruso, intercalando periodos como seleccionador nacional de Holanda, Corea del Sur, Australia, Rusia y Turquía.

Como seleccionador, llevó a Corea del Sur a semifinales en el Mundial-2002, cuatro años después de haber llegado a esa misma instancia con los ‘Oranje’. También llevó a Rusia a las semifinales de la Eurocopa 2008.

Una vez que dejó el Chelsea y se afeitó su célebre bigote, sus experiencias en el Anzhi Makhachkala ruso, en la selección de Turquía y de nuevo con Holanda no han sido exitosas. 

Con sólo cuatro victorias en 10 partidos con los Oranje, dimitió de su cargo en junio de 2015, meses antes de que Holanda certificara su no clasificación para la Eurocopa-2016.

Ahora tiene la oportunidad de desquitarse del último fracaso con su país, y cerrar su carrera en lo más alto.




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