El escándalo también ha salpicado a otras figuras. (Foto EFE)

EFE

China anunció este martes una investigación por corrupción contra el exministro de Seguridad Zhou Yongkang, la figura de más peso político en ser investigada por el Partido Comunista desde 1949, con lo que se consagra el poder de Xi Jinping y su extensa campaña contra los delitos económicos.

Aunque varias publicaciones no oficiales comentan desde hace tiempo que la investigación contra Zhou lleva más de un año fraguándose, no fue hasta hoy cuando el Comité Central del Partido Comunista (PCCh) informó de que le investiga por «serias violaciones de disciplina», el eufemismo con el que se refiere a la corrupción.

De 71 años y con una fulgurante carrera desde que se convirtió en director general de la China National Petroleum Corporation entre 1996 y 1998, su ascenso en el PCCh le llevó a ser dos veces ministro (Tierra y Recursos y Seguridad Pública).

También le llevó a gobernar la rica provincia de Sichuan (oeste) y a ocupar un puesto en el Comité Permanente de la formación política, en el que se toman las principales decisiones del país.

Este último cargo, que ocupó entre 2007 y 2012, cuando el Comité contaba con nueve miembros (ahora son siete), le convierte en la figura de más peso político en ser investigada por el Partido Comunista desde que éste tomara el poder y se constituyera la República Popular China en 1949.

Si bien aún se desconoce si acabará sentado en el banquillo, el otrora llamado «zar de Seguridad» chino es el último de una larga lista de decenas de personas -muchas de ellas aliados y familiares suyos- que han sido detenidos o investigados por las autoridades debido a su participación en una supuesta corruptela de alto nivel.

Los últimos de los que se tiene constancia son Yu Gang y Ji Wenlin, quienes habían trabajado como secretarios personales del expolítico chino, y Tan Hong, uno de sus escoltas, todos enfrentados a cargos judiciales por aceptar sobornos.

El escándalo también ha salpicado a figuras de la talla del expresidente de la Conferencia Consultiva Política de Sichuan Li Chongxi y del antiguo viceministro de Seguridad Pública Li Dongsheng, así como a Jiang Jiemin, exresponsable de la regulación de las empresas estatales, e incluso a su hijo Zhou Bin, de 41 años, supuestamente detenido, aunque este caso no ha sido oficialmente confirmado.

Precisamente es el alto rango de Zhou el que consagra la campaña anticorrupción contra «tigres y moscas» que emprendió Xi Jinping tras ocupar la Presidencia en 2013, momento desde el que algunos analistas consideran que puso al exministro en su punto de mira.

«Esto demuestra que Xi Jinping tiene el poder para hacerlo», dice a Efe Willy Lam, profesor de Política en la Universidad de Hong Kong, quien observa que en el pasado existía una ley no escrita que impedía incriminar a otro miembro del partido.

El caso ha salido ahora a la luz, opina el experto, «porque (el Gobierno) ha tenido que lidiar con la oposición de otros miembros del Partido, entre ellos el expresidente Jiang Zemin».

La investigación contra Zhou devuelve a la memoria el caso de su protegido Bo Xilai, exdirigente de Chongqing (centro) y uno de los políticos más carismáticos de China hasta que fue defenestrado y condenado a cadena perpetua por corrupción y abuso de poder en septiembre del pasado año.

Lam considera que, de celebrarse un juicio contra Zhou, podría ser parecido al de Bo, cuyos delitos económicos sumaban una cifra de alrededor de 3 millones de euros.

Según comenta a Efe un diplomático occidental en Pekín que prefiere guardar el anonimato, el trato que Zhou reciba dependerá de si se lleva a cabo la anunciada reforma judicial para «crear unos organismos a nivel local más eficaces y menos manipulados».

Sin instituciones judiciales independientes, la suerte de Zhou está en manos del Gobierno y está por ver si su intención es hacer del suyo un caso público como el de Bo Xilai y su esposa, acusada de asesinato, o llevarlo de forma más discreta y dirimirlo en reuniones internas.

De momento, el anuncio público oficial hoy por parte del partido y el hecho de que algunos medios chinos recordaran ya escabrosos detalles de la vida de Zhou -como que su primera esposa murió en un misterioso accidente de tráfico- parecen sugerir que éste no será el último capítulo público de la caída en desgracia del «tigre» chino.




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