«The Nightingale» es la segunda coproducción chino-francesa. (Foto Archivo)

EFE

Después de 35 años presentándose a los Óscar sin llevarse ninguna estatuilla, China ha cambiado de estrategia. En 2015, no acudirá a los premios de la Academia de Hollywood con ninguno de sus famosos directores, como Zhang Yimou, sino con un francés, Philippe Muyl, y el film «The Nightingale».

La noticia pilló por sorpresa tanto al director como a la mayoría del sector: «The Nightingale», la segunda coproducción chino-francesa oficial de la historia, será quien represente a China en la categoría de mejor película de habla no inglesa en los Óscar del próximo año.

«Todo el mundo se sorprendió…», manifiesta orgulloso Muyl en una cafetería en el centro de Pekín, en la que hace un parón para atender a Efe un día antes de partir hacia Los Ángeles para iniciar los preparativos de la carrera a por el Óscar.

Desde que se estrenó en los premios de la Academia de Hollywood en 1979, China no ha conseguido alzarse con el premio en ninguna ocasión. Estuvo cerca en dos ocasiones: cuando su célebre director y uno de los más conocidos internacionalmente, Zhang Yimou («Sorgo rojo», «La linterna roja»), accedió con sus obras a la lista final de cinco películas.

Hay quien también ve como un logro la estatuilla que ganó «Tigre y dragón» hace 13 años, si bien la película fue dirigida por el estadounidense Ang Lee y presentada por Taiwán.

Tras ello, China ahora intenta algo muy distinto con «The Nightingale», una película dulce, que cuenta el viaje de una niña con su abuelo -al que apenas conoce- al pueblo natal del anciano: un escenario único, el de los increíbles paisajes verdes del suroeste de China.

La coproducción es una especie de versión asiática del anterior trabajo del francés «The Butterfly», que también describe la relación entre una joven y su abuelo, esta vez, en Francia, y que tuvo un inesperado éxito en el país asiático.

Por primera vez, una coproducción le gana la partida a «grandes films» como el drama «Coming Home», de Zhang Yimou, o el thriller «Black Coal, Thin Ice», de Diao Yinan, las producciones que sonaban para candidatas este año.

«No la he visto, pero ‘Coming Home’ habla de la Revolución Cultural, y creo que el Gobierno chino no quiere abrir ese tema, menos en Hollywood», opina Muyl, a quien la censura no le afectó «demasiado» dado que su film muestra una de las caras más bonitas del país.

Con él coincide una parte del sector en China, que, cuando se dio a conocer la candidata del país asiático para los premios de Hollywood Oscar, lo atribuyeron a la censura del régimen y a su interés por esconder algunos de los problemas sociales presentes y pasados.




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