Luis Alejandro Borrero | @LABC7

En una cafetería oscurecida y desalojada, un hombre contaba los billetes para hacer un cierre de caja. Por ahora, indefinido. El Centro Médico Dr. Rafael Guerra Méndez, en Valencia, fue clausurado a partir de este jueves por el desborde del río Cabriales. Una manguera conectada a una bomba de achique atravesaba la cafetería desde la calle hasta el sótano de la clínica. Las sillas encima de las mesas, y el barro cubriendo el piso, eran la muestra del desastre.

Los médicos no estaban en sus consultorios, sino en la calle. Vestidos con sus batas se esforzaban por escucharse entre sí debido al ruido del motor de un camión tipo Vacuum, contratado por los socios de la clínica. Uno de ellos era el presidente de la junta directiva, Jorge Olaizola. Su mirada estaba aún atónita. Se agarraba el cabello, la nuca y prensaba los dientes, incrédulo del desastre. “Se inundó la central de suministros en el sótano, donde están todos los medicamentos e insumos”.

—¿Qué tipo de insumos?

—Sondas, medicamentos, catéteres, todo lo que se puedan imaginar, respondía acompañado de sus compañeros.

El agua del Cabriales entró incluso hasta los tres tanques de agua. Se mezcló y contaminó la reserva de la clínica. Pero no fue lo único que se perdió. La unidad de rayos X se inundó completa. En la unidad de ecografía el agua llegó hasta el techo. La fuente eléctrica la tuvieron que apagar, funciona solo la planta. “La clínica está cerrada total… total, total”, dijo el doctor con resignación.

La emergencia de adultos fue trancada. La de niños también. En la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) no quedó nadie. Al menos 24 pacientes hospitalizados y 18 en emergencia fueron evacuados: los que estaban mejor, enviados a sus casas; y los que no tanto, llevados a la Clínica La Viña, que prestó apoyo. La alcaldía de San Diego, con el propio Vicencio “Enzo” Scarano supervisando los trabajos, utilizó la unidad de bomberos y seis hombres para ayudar con el drenaje del agua.

Es muy temprano para hacer una estimación económica de las pérdidas. Primero hay que sacar toda el agua. “Creemos que no quedó nada, por lo menos en central de suministros”. Los equipos, que posiblemente están dañados para siempre, están asegurados, dijo Olaizola. Pero el problema será reponerlos e importarlos, sabiendo la crisis de divisas y depresión económica del país.

¿Por qué pasó?

A 76 metros diagonales de la clínica está el famoso Puente Morillo. Su estructura, que tiene la forma de tres arcos, funcionó como un embudo natural. Centenares de troncos y toneladas de barro que arrastró el Cabriales ocasionaron un tapón en el puente que hizo que se desbordara el río y anegara la Guerra Méndez.

Es responsabilidad de las alcaldías de Valencia y Naguanagua limpiar los caños río arriba, para que cuando vaya hacia el sur en las lluvias, no ocurra un colapso. Una máquina tipo retroexcavadora trabajó todo este jueves, a partir de las 11:00 a.m., para sacar el lodo. La gobernación de Carabobo coordinaba los trabajos.

Un trabajador comentó que durante el día se había sacado tanto lodo y palos como para llenar al menos 20 camiones tipo volteo que se llevaron el material. Cada camión carga aproximadamente 12 toneladas, por lo que al menos 240 toneladas de material habrían causado el desastre en la clínica que atiende a más de 50 personas diariamente.




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