Luis Alejandro Borrero || lborrero@el-carabobeno.com
Ayham Alchouhuf caminaba de salida del comedor central de la Universidad de Carabobo (UC). No estaba satisfecho. Una cachapa con queso y una patilla no llena. Pero se entiende que es porque la universidad no tiene presupuesto, dice. Como él, los tres mil estudiantes que pudieron disfrutar del comedor son víctimas del recorte presupuestario, que tiene al servicio trabajando a 66% de su capacidad.
La universidad solo tiene presupuesto para finalizar marzo. Desde entonces en adelante el comedor se paralizaría. El central, en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (Faces) es el único de los cuatro comedores de la UC que funciona. El esfuerzo es grande. Pablo Aure, secretario de la UC, lo define en tres frases: «De tripas corazones». Eso hacen para poder alimentar a los muchachos, dice. El comedor de central es el único de la red de 70 comedores universitarios activo.
La razón es simple: las universidades no funcionan como las empresas comunes. Los proveedores deben estar inscritos en el Registro Nacional de Contratistas y en la universidad. Si el pedido no les llega, por la situación del país, no se puede ir a comprar en otro lado sin un proceso licitatorio previo, indicó Aure. Ese obstáculo mantiene cerrado el comedor del núcleo La Morita. Allí ninguna empresa quiere contratar con la UC por lo poco que paga el Gobierno. «Las licitaciones están desiertas». 
El plan de los nutricionistas no siempre se cumple. Iván Uzcategui, presidente de la Federación de Centros Universitarios de la UC, informó que desde hace un mes y medio no hay pasta. El arroz tiene un mes desaparecido. «Lo que hacen los nutricionistas es alternar con papa o yuca. Tienen plan A y B. A veces, los proveedores llaman en la mañana para decir que no tienen un ingrediente». Los viernes se reparte un plato ligero, con el que intentan estirar los bolívares asignados, explica. 
Aure invitó al ministro de Educación Superior, Jorge Arreaza, para que visite el comedor de la UC. Así podría darse cuenta él mismo de la crisis que enfrenta la universidad. Se necesitan más recursos para abrir los comedores cerrados, ofrecer desayuno y cena y dejar de servir cachapa con queso y patilla los viernes. 



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