Juan Carlos Caramés
@juanccarames
La gente se lleva los problemas
consigo a dónde vaya, pero todos debemos aprender qué hacer con ellos. ¿Quién
no tiene problemas en esta vida? Solo los que están en el cementerio, bajo
tierra unos cuantos metros, sobre la superficie en la que todos respiramos.
Bajo esta premisa, creo que es mejor tener problemas, que estar en el otro lado
de la vida.
Ahora bien, ¿Qué es un problema?
Es una situación, por la que
cualquier persona pasa, en algún instante de su vida, sobre alguna
circunstancia que lo afecta en lo emocional, económico, psicológico, social,
familiar o material. Suele ser un asunto del que se espera una solución.
Es oportuno en este momento,
hacer referencia a cómo algunas personas se toman los problemas y cómo los
afrontan, desde sus perspectivas y actitudes. Es clave saber esto, para
comprender más adelante como administrar mejor las consecuencias de llevarse
los problemas para todos lados, en tu existir. Veamos…
Hay gente que se hunden o se
crecen con sus problemas. Hay personas que se ahogan en un vaso de agua. Hay
otras que aprenden a nadar, se toman el agua y venden el vaso.
Hay gente que ante una
circunstancia pequeña, crea un enorme problema en su mente. Inventan una
galaxia de dificultades y pretextos, ante lo que sucede. En cambio otros, ante
verdaderos problemas gigantes, crean en su mente un mundo de posibilidades de
solución y determinación, que ni hasta nadie, a veces, se entera.
Muchos problemas llegan por decir
que SÍ demasiado rápido… El resto por decir que NO demasiado tarde.
Hay gente que se paraliza ante un problema,
viendo todas sus consecuencias; y otros en cambio, se enfocan de una en
comenzar a resolverlos. La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías
en hablar de sus problemas, que en afrontarlos.
Como vemos, hay maneras de
tomarnos las cosas, los problemas y las pruebas de la vida. Es imposible dejar
los problemas en casa, sin llevarlos contigo. Lo único que si se puede hacer es
administrar lo que te pasa de una manera más inteligente. Veamos algunas
maneras.
Tienes derecho a contarle tus
problemas a cualquier compañero de trabajo, pero puedes evitar utilizarlo como
tu depósito de quejas. Al hacerlo le quitas su tiempo y le alteras su
motivación de vida. Quejarse sin buscar resolver, es una clara manera directa
de evadir y esquivar la solución de los mismos.
El que llena con sus quejas los
minutos de vida de otros, por sus problemas, es un egoísta compulsivo que
estafa la tranquilidad de su propia vida y la de otros.
Tienes derecho de llevarte tus
problemas al trabajo, pero debes evitar contaminar el tiempo de otros, por tu
relativa inefectividad en solucionarlos. Hay gente que le encanta contar sus
problemas a otros, sin buscar solucionarlos, sino llenar de angustia y zozobra
a otros, contaminando con emociones tóxicas, los minutos puros de sus vidas.
Cualquiera puede ser el hombro de
otro, para escuchar y hasta llorar, si es necesario, pero nadie tiene derecho
de abusar de tu confianza, por ser depósito de lamentos y lamentos, sin
atreverte a solucionar tus propios problemas.
Cualquiera tiene derecho de
contar sus problemas a otros, con toda buena intención, pero debe evitar
desconcentrar a compañeros de trabajo, por el simple hecho de hacerlo cuando
le complazca. Hay que escoger correctamente el lugar y momento, para contar
cualquier problema y generar condiciones para ayudar en la solución de los
mismos.
Todos debemos tomar conciencia
del desgaste que implica llevar los problemas encima 24 horas al día. No se
gana nada bueno por tomar ese tipo de actitud, por el contrario es hasta
enfermizo.
Evita saturar a tus amigos o
compañeros con tus preocupaciones. Hablar de forma constante sobre tus
problemas no te ayuda a desconectarte. Haz una lista detalla de tus tareas,
para que te concentres en ello, te enfoques mejor en el presente y tengas menos
tiempo de pensar en los problemas. No se trata de evitarlos, sino de priorizar
las cosas.
Preocuparse, no quita los
problemas de mañana… Pero sí quita la paz de hoy.
Compartir tanto sobre tus
problemas, tiene un lado positivo y negativo. Puedes buscar apoyo y solicitar
ayuda, pero también te hace vulnerable. Te puedes exponer a conductas que sean
mal interpretadas.
Las crisis personales a menudo
son vistas como una debilidad, más que como un motivo para salir fortalecido.
Hay que aprender a ser más prudente y reservado, algunas o muchas veces.
Una última recomendación… La
felicidad no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de salir adelante
con ellos…