Sara Pacheco
La esperanza es lo último que se pierde. O al menos es lo que establece aquel dicho que muchos no recuerdan su origen, pero es un escudo ante las situaciones difíciles. Precisamente, la esperanza, ha sido la armadura de los trabajadores del diario El Carabobeño, cuya versión impresa dejó de circular el 17 de marzo de 2016. Un día lleno de aflicción para muchos.
Algunos puestos de trabajos fueron suspendidos transitoriamente, declaró el director, Eduardo Alemán, durante la reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), llevada a cabo en República Dominicana.
Ya no son las mismas caras las que pasean por la sede del medio de comunicación. De acuerdo a Alemán esta medida durará dos meses, mientras continúan las gestiones para conseguir la materia prima. El monopolio en que se convirtió el Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM), llena de trabas el camino. Pero aun nada se da por sentado. Las peticiones siguen, así como la exposición del caso en instancias internacionales que muestra la realidad al mundo, del rotativo que data 82 años. Además las informaciones se siguen llevando a través de la plataforma digital.
«Todavía hay periódicos que reciben cantidades muy pequeñas de papel, todavía se les vende, y a El Carabobeño se le negó totalmente, ahí pasó algo que no nos han dicho de palabra frente a frente», resaltó de acuerdo a Globovisión.
En la misma reunión, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información, Claudio Paolillo, sentenció que el Gobierno Nacional usa el aparato judicial para acosar, perseguir y silenciar a periodistas críticos independientes, todo esto a pesar de perder las elecciones legislativas en diciembre del año pasado.
