Dayrí Blanco|@DayriBlanco07

La lista de compras ya no es la misma. Ana Acosta dejó hace meses de anotar en ella arroz, pasta y harina de maíz. La carne, pollo y otras proteínas están siempre escritas en una esquina de la hoja para recordarle lo que necesita y que solo podrá adquirir en caso de que le sobre algo de dinero. Ahora integra en su alimentación y la de su familia alimentos que antes ni pensaba en comprar como topocho, batata, grandes cantidades de yuca y de la fruta que consiga en oferta. Ella cree que lo hace bien, pero la realidad es que su hijo de siete años es una muestra de lo que es capaz de hacer la escasez al padecer de un importante déficit nutricional por no contar con todo lo que su cuerpo en crecimiento requiere. El niño forma ahora de otra lista que también es nueva: la de las estadísticas que indican que 4 de cada 10 escolares en el país sufre de déficit alimentario.

Actualmente es imposible satisfacer las demandas de energía y nutrientes de la población, según advirtió el especialista, Gustavo Oviedo. El marcado desabastecimiento, agudizado durante los últimos dos meses, unido a la inflación que en cuanto a la comida se ubica en más de 2000% así lo ha determinado.

Ningún incremento salarial es capaz de cubrir el costo de alimentación de una familia que según el Centro Nacional de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) es de 162 mil bolívares al cierre de abril. Esto ha incidido en que 87% de los venezolanos no esté en capacidad de satisfacer sus necesidades porque el sueldo mínimo junto con el bono de alimentación suman un poco más de 33 mil bolívares que representa 20,37% de lo que cuesta cubrir la canasta alimentaria.

Es por eso que Ana y la mayoría de las madres del país han decidido sustituir algunos ingredientes por otros que han provocado que la dieta que se ofrezca en las mesas no sea balanceada. “Hay cifras que rondan el 30% y 40% del déficit nutricional que se ha producido en los últimos meses en la población escolar y a finales de año será de 50% al paso que vamos”.

Población vulnerable

Las mujeres embarazadas son otro segmento de la población vulnerable a esta “inseguridad alimentaria”. Se están dando con insistencia casos que hace muchos años se habían dejado atrás como la desnutrición en neonatos y con malformaciones congénitas producto de la falta de nutrientes como ácido fólico e hierro. Y en un futuro persistirán las consecuencias con el trastorno de crecimiento y desarrollo de esos niños que verán mermado su desempeño en edad escolar.

Tampoco escapan los adultos. La hipertensión arterial, diabetes mellitus y la obesidad con desnutrición son patologías comunes en la actualidad porque aunque se gane peso no se están consumiendo los nutrientes necesarios.

Cambio de patrón de consumo

La arepa ya no está una o dos veces al día en la mesa. La harina de maíz no se consigue en los anaqueles y hay que pagar un alto precio para conseguirlo. Los tubérculos son la opción. “Se compra el que se consiga más barato”, aseguró Marbella Marcano, nutricionista clínico, quien alertó que el consumo calórico de la población bajó de tres mil a 1700 en dos años.

La canasta alimentaria es otra. Los granos, aunque también son costosos son una alternativa más rendidora y económica para las familias, mientras que las frutas han sido descartadas y sustituidas por bebidas cargadas de calorías vacías. Las hortalizas también han desaparecido del “mercado” de los venezolanos y solo 5% de la población consume regularmente leche que es la forma más biodisponible de calcio.

Crisis en escuelas y hospitales

La especialista, quien además es parte del Instituto de Investigación de Nutrición de la Universidad de Carabobo (UC), detalló que en 2015 los venezolanos comían dos veces al día. Ahora con dificultad hacen solo una.”Los niños se desmayan, la esperanza de las madres es el Programa de Alimentación Escolar (PAE) que no se está desarrollando con normalidad, porque solo se ofrece almuerzo en las escuelas dos veces a la semana y no con plato de comida balanceada, los otros días sustituyen ese plato por una fruta que en ocasiones tienen que repartir entre dos niños”. Esto ha provocado una gran deserción escolar porque los estudiantes van al colegio solo cuando saben que tendrán PAE.

En los hospitales la situación es dramática. Los desayunos y las cenas son incompletos, los almuerzos no son balanceados, no se da fruta a diario,  y las meriendas que se ofrecían en áreas de pediatría se suspendieron.




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