En las farmacias la respuesta que más se escucha es: no hay. (Foto Clemente Espinoza)

La mirada de José Aparicio refleja su preocupación. Tiene tres días visitando establecimientos y en todas ha recibido la misma respuesta. La pastilla para tratar su hipertensión tiene semanas sin ser despachada. Se da la vuelta, baja la cabeza, respira profundo y sigue su camino. Su próxima parada es la farmacia más cercana en la que espera conseguir la medicina. El estrés podría contribuir con la vulnerabilidad que representa para él seguir sin la administración de la dosis que necesita.

Su historia no es inédita. Se repite en cada persona que requiere de algún tratamiento médico. Mélida Pérez, con récipe en mano salió temprano de su casa el sábado. Debía conseguir todos los remedios que le indicaron a su hijo de dos años para un cuadro viral. Pero tuvo suerte. Solo recorrió tres negocios y consiguió todo.

María Esther Vásquez, propietaria de una farmacia, definió la situación como crítica. No hay acetaminofén, el medicamento más demandado durante los últimos meses. Tampoco hay anticonvulsivantes, fármacos para tratar la diabetes y patologías asociadas con la tiroides, ni antibióticos pediátricos, complejo B en ninguna de sus presentaciones, sueros para hidratar a los pacientes. Debe pasar horas frente al computador, incluso durante la madrugada, para hacer los pedidos a las droguerías. En ocasiones piden la mercancía según la disponibilidad publicada en el sistema, y no es despachada.

Insumos elementales como jeringas, yelcos, guantes y tapabocas también integran la lista de escasez. Los antigripales están volviendo a las exhibiciones, pero no con la variedad acostumbrada.

Alternativa virtual

Ante tal crisis, las redes sociales se están presentando como la vía para conseguir medicamentos. Cuentas en Twitter dedicadas a la información vial se han transformado y la mayoría de sus publicaciones tienen que ver con solicitud y donación de fármacos.

La hija de Estela Mejías logró conseguirle las pastillas para la tiroides que tenía cerca de mes y medio sin comprar, mediante las redes sociales. “La desesperación de los venezolanos se refleja de esa manera”, dijo Eladio Guzmán, un joven que se ha dedicado a gestionarle a todos sus familiares y conocidos los remedios a través de lo que se ha convertido un mercado virtual de solidaridad, porque la mayoría entrega o pone a la orden las medicinas que tenga a la mano sin pretender una compensación económica.

Pero quienes reciban alguna donación de este tipo deben estar alertas. Verificar la autenticidad de la medicina, debido a que se han detectado varios falsos en el mercado informal. Incluso, se debe revisar la fecha de vencimiento. (DB)




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