AFP

Corea del Norte pidió este domingo ser reconocida por Estados Unidos
como una potencia nuclear «legítima» tras su quinto ensayo nuclear del
viernes, al que Washington, Tokio y Seúl quieren responder con
contundencia.

A pesar de las sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, Corea
del Norte llevó a cabo el viernes su prueba nuclear más potente hasta
ahora, tan sólo ocho meses después de su cuarto test.

Se trata de un ritmo mucho más rápido porque hasta ahora pasaban tres años de media entre cada prueba.

El régimen comunista también afirmó que el aparato lanzado el viernes
podría instalarse en un misil, unas afirmaciones que han llevado a los
expertos a revaluar al alza la amenaza que supone el programa nuclear
norcoreano.

Este domingo Pyongyang rechazó las protestas internacionales y reivindicó su derecho a ser potencia nuclear.

«[El presidente Barack] Obama está intentando negar la posición
estratégica de la RPDC [Corea del Norte] de Estado con armas nucleares
legítimo, pero es un acto tan insensato como intentar eclipsar el sol
con la palma de la mano», dijo un portavoz del ministerio de Exteriores
norcoreano, citado por la agencia oficial de noticias KNCA.

El portavoz defendió además el ensayo del viernes, condenado en todo
el mundo, como necesario para hacer frente a lo que considera la amenaza
nuclear estadounidense, y aseguró que Corea del Norte seguirá
incrementado su fuerza nuclear «en calidad y cantidad».

En una visita a Japón, un alto diplomático estadounidense explicó que
Washington y Tokio están intentando que la comunidad internacional tome
la «medida más fuerte posible» contra Pyongyang.

Sung Kim, representante especial para Corea del Norte en el
departamento de Estado norteamericano, también dio a entender que su
país podría tomar nuevas sanciones unilaterales en respuesta al
«comportamiento provocador e inaceptable de los norcoreanos».

«Voluntad de hierro»

Según la agencia KCNA, el pueblo apoya a su líder Kim Jong-Un.

«La prueba demostró la dignidad del país, guiado por la voluntad de
hierro de su comandante y por la fuerza del pueblo coreano», dijo a la
agencia KCNA Choe Kwang-Ho, un científico que participa en el programa
nuclear.

El diplomático japonés especializado en cuestiones norcoreanas, Kenji
Kanasugi, indicó por su parte que Washington y Tokio coordinarían su
respuesta con Corea del Sur.

La presidenta surcoreana Park Geun-Hye decidió acortar su visita a
Laos y convocó de urgencia a los principales servicios de seguridad de
su país para revisar las medidas de defensa frente a una amenaza nuclear
norcoreana que considera «inminente».

El viernes pidió unidad a la oposición, sobre todo en la cuestión del
escudo antimisles estadounidense, cuyo posible despliegue en la
península coreana enfurece a China, un actor clave para que Pyongyang
renuncie a su programa nuclear y balístico.

Las autoridades de Pekín reiteraron el viernes su rechazo «firme» a
los ensayos pero el representante permanente de China en Naciones
Unidas, Liu Jieyi, fue muy prudente sobre la respuesta diplomática y
pidió evitar «provocaciones» de ambas partes.

China, que tiene frontera con Corea del Norte, teme que la  posible
caída del régimen norcoreano lleve al poder a un gobierno prooccidental.

Por su parte, Seúl hará «todos los esfuerzos diplomáticos y militares
para luchar contra las continuas provocaciones de Corea del Norte»,
dijo a la prensa el secretario de Exteriores de la presidencia
surcoreana , Kim Kyou-Hyun.

En referencia a la entrevista del viernes entre Park y Obama, explicó
que Washington prometió defender Corea del Sur «con todos los medios
disponibles», incluyendo arsenal nuclear y convencional.

El ejército surcoreano advirtió que en caso de indicios de ataque
nuclear no dudará en responderlo, con el estado mayor norcoreano como
principal objetivo.

En ese caso «desplegaríamos nuestras fuerzas de ataque dotadas de
misiles teleguiados de precisión y fuerzas especiales de élite», dijo el
viernes Leem Ho-Young, un alto responsable del estado mayor conjunto
surcoreano.

Corea del Sur no tiene armas nucleares y se escuda bajo el llamado
«paraguas nuclear» estadounidense, que incluye un contingente de 28.500
militares desplegados en la península.




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