Dayrí Blanco|@DayriBlanco07
El hijo de Serafín Rodríguez ya se había acostumbrado a su rutina para ir a la cama. Pero el lunes no pudo cumplirla. Una falla eléctrica prolongada por más de 12 horas provocó que el niño de 10 meses tuviera que pasar la noche en casa de un familiar junto a su mamá, quien ya había visto a una cuadrilla de Corpoelec en una rápida inspección en la zona cerca del mediodía. Determinaron que el transformador se había quemado y se fueron. No volvieron. No tenían cómo hacerlo sin contar con la pieza necesaria en el inventario de insumos de la estatal en la región.
A las 10:50 a.m. se escuchó la explosión en la manzana G3 de La Esmeralda en San Diego. El apagón fue inmediato. Los reportes con la interrupción se hicieron, incluso una trabajadora de la empresa eléctrica que vive en el lugar hizo lo suyo, “pero le dijeron que el transformador que tienen es muy grande para el que se necesita aquí”, expresó Yuranzy Martín, vecina del lugar a quien se le veía preocupada ante la inminente descomposición de sus alimentos.
Y no le mintieron. En los almacenes de Corpoelec Carabobo hay menos de 50 dispositivos de ese tipo de un inventario de 500 que debería existir, según Ernesto González, representante sindical, quien alertó que las insuficiencias crecen cada día para atender las averías de los 14 municipios del estado.
Más de 40 familias resultaron afectados con esta falla que hace dos o tres años era reparada en menos de media hora como lo indica la norma. “Pero sin recursos, sin unidades ni herramientas eso ya no es posible”.
No es la primera vez que en La Esmeralda pasan horas sin electricidad. Hace algunas semanas una de las avenidas principales estuvo tres días con un apagón por el mismo motivo: el transformador explotó y no se conseguía uno para reemplazarlo. González relató que en ocasiones se ha tenido que reutilizar equipos que se repotencian tras ser rescatados de circuitos que han salido del sistema “pero sin la garantía de que perdurarán en el tiempo. Por lo general se dañan rápidamente”.
