Costa Rica y Colombia refundaron sus historias


A falta de Falcao buenos son James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado. (Foto AFP)

EFE

Las selecciones de Costa Rica y Colombia refundaron sus historias futbolísticas durante la expedición al Mundial de Brasil, que las llevó a una insospechada fase de cuartos de final y las ha devuelto a casa entre elogios y esperanzas sobre el futuro que se les abre en los próximos torneos.

Y aunque pararon en octavos de final, una estación antes, las de Chile y México dejaron una tarjeta de presentación muy atractiva: la de la Roja como un sólido bloque, tan convencido de sus capacidades, que lo hacen el peor de los rivales para cualquier equipo, en tanto que el Tri demostró que el fútbol la resurrección es posible.

El Tri mexicano a partir de Guillermo 'Memo' Ochoa, y la Roja chilena, jalonada por un Alexis Sánchez más participativo hicieron ve muy mal a la selección anfitriona.

A México los brasileños no pudieron ganar en la fase de grupos (0-0) y en octavos de final la suerte les fue cruel pues Holanda remontó en los últimos seis minutos y ganó por 2-1 con una fuerte polémica por las decisiones de árbitro.

Solo una tanda de penaltis salvó a Brasil del asedio constante de Chile que dejó 1-1 en el tiempo reglamentario y la prórroga, aunque en la agonía del juego un remate de Mauricio Pinilla que devolvió el horizontal de Julio Cesar pudo haber cambiado la historia.

Costa Rica llegó en silencio, con un precio de validez para su fútbol tan breve como las tres jornadas que duran la fase de grupos.

Y de allí salió clasificado a octavos como líder absoluto, y dejando a su paso a dos ilustres cadáveres: Inglaterra e Italia.

El de los costarricenses era 'el grupo de la muerte'y frente a los jugadores de Jorge Luis Pinto Uruguay cayó por 1-3 en el debut, Italia por 0-1, y con Inglaterra no hubo daño.

Nacía una estrella en el Mundial con un colombiano en el banquillo, Jorge Luis Pinto y una constelación de jugadores jóvenes unos, pero con más pinta de universitarios que se preparan para la graduación, como los delanteros de 22 años Joel Campbell y Marcos Ureña, así como el centrocampista de la misma edad Yeltsin Tejeda y los ya experimentados Keylor Navas, la figura con 28, y el zaguero Michael Umaña, con 32.

Costa Rica destacó en el Mundial de Brasil por un fútbol tan rocoso para el ataque de los adversario como solidario, de cierres y anticipos rápidos como lo son a la vez sus excursiones al ataque.

Grecia y Holanda sufrieron en carne propia lo que es jugar sin espacios ante Costa Rica y ambos tuvieron que ir hasta el alargue en las definiciones de cuartos y octavos, respectivamente.

El sueño acabó en la tanda de penaltis con final feliz para los holandeses pero los ticos volvieron a casa sin sufrir derrotas.

El guardameta del Levante Keylor Navas fue espectacular y será recordado como uno de los mejores en su puesto. Tanto que peleó el 'Guante de Oro' con los titulares de las selecciones finalistas: Sergio Romero y Manuel Neuer, Triunfó el alemán.

"Jugamos buen fútbol por momentos, por otros no nos dejaron los rivales", manifestó Pinto, un estudioso del fútbol, incomprendido en su país, que se inspira en las escuelas alemana y brasileña.

A falta de Falcao buenos son James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado. Y los Juan Fernando Quintero y David Ospina, una buena base para un futuro esperanzador.

Colombia llegó a un Mundial después de 16 años de ausencia y errores. El principal acierto fue entregar el timón de la selección a José Pekerman en febrero del 2012.

El pesimismo pronto se disipó pese a que a la prensa local le disgustó la distancia que impuso el técnico y en la que puso a sus jugadores, que por su lado comenzaron a reconocerle su entendimiento de la idiosincrasia del futbolista colombiano y la forma como les elevaba su autoestima.

El camino en las eliminatorias se enderezó hasta el punto de que Colombia terminó apenas detrás de Argentina. Pero el semblante cambió con la lesión de Falcao el 22 de enero.

Su dramática recuperación sirvió de aliento a un país hasta que la noticia de que el tiempo no sería suficiente para llegar en plenas condiciones, cayó como un manto de pesimismo.

Por la época muchos jugadores, especialmente en defensa, luchaban contra la falta de ritmo por ser suplentes en sus clubes europeos y la hora del Mundial llegó sin muchas expectativas.

Las banderas las recogió un joven de 22 años, educado en el Banfield argentino y graduado en el Oporto portugués, quien llegaba de sacar nota alta de su primer curso en las filas del Mónaco.

El equipo cafetero dio espectáculo y creció partido a partido: 3-0 sobre Grecia, 2-1 a Costa de Marfil y 4-1 frente a Japón.

El contencioso en octavos lo solventó con un 2-0 de James Rodríguez, incluido el que es para muchos el mejor gol del Mundial.

Los colombianos jugaban sueltos, felices, pero nada de eso apareció a la hora de enfrentar el 4 de julio en cuartos de final a Brasil, que llegó a ponerse en ventaja de 2-0.

James Rodríguez de nuevo apareció para acortar distancias con un penalti, el sexto y último de su campaña y los anfitriones quedaron contra las cuerdas pidiendo tiempo.

Fue el día de una lesión desafortunada sacó a Neymar del Mundial, el día que James lloró impotente tras el pitido final, el día que los de Pekerman entendieron que con más osadía hubieran podido hacer más, el día que nacía un goleador para el Mundial.

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