Felícita Blanco
Cuando regresaba de su trabajo y estaba aproximándose a su residencia en
Carapita, Antímano, le dieron dos tiros en el pecho a Richard José Almeida
López, vigilante privado, de 40 años de edad, y le robaron el celular
inteligente.
Almeida era reservista, siempre se desempeñó como empleado de seguridad,
laboraba en la empresa Semproca y el viernes 13 de mayo a las 9:00 de la noche
regresaba a su casa cuando lo atacaron.
Su hijastra Marielis Hernández dijo que en la vivienda escucharon los
tiros y, como son “normales”, no les prestaron atención, hasta que decidieron
abrir la puerta y lo vieron llegar pidiendo auxilio.
Inmediatamente lo llevaron al hospital Pérez Carreño, donde murió el martes
a la 1:00 de la tarde.
Almeida era de Acarigua, estado Portuguesa, tenía más de 10 años en Caracas
y sus restos serán trasladados a su tierra natal. Dejó huérfanos a dos
adolescentes, de 12 y 17 años.
Durante su convalecencia, Almeida no pudo hablar para contar lo que le
ocurrió. En el barrio nadie sabe, nadie vio.
Marielis dijo que su padrastro era un hombre “tranquilo, pacífico, de su
trabajo a su casa” y no solía compartir con la gente del sector. Pide a las
autoridades que suban a los barrios para que eviten tantos asesinatos.