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La alcaldesa de Baltimore (Maryland, EE.UU.), Stephanie Rawlings-Blake, declaró un toque de queda en la ciudad que se empezará a aplicar a partir de las 10 de la noche del martes y que se prolongará durante una semana entera.

En una rueda de prensa, la alcaldesa demócrata indicó que a partir del martes a las 10 de la noche (a las 9 para los menores de 14 años), se iniciará un toque de queda que durará hasta las 5 de la madrugada y que se repetirá cada día durante la próxima semana.

Las autoridades pretenden rebajar así la violencia que se ha apoderado durante las últimas horas de las calles de Baltimore a raíz de la muerte de un joven negro cuando se encontraba bajo custodia policial.

El último balance policial cifró en veintisiete los detenidos durante las protestas de hoy, además de quince agentes de policía heridos, dos de los cuales permanecen en el hospital en estado grave.

Los disturbios han provocado también importantes daños materiales, como la quema de vehículos y una tienda, así como saqueos en varios comercios.

La alcaldesa, que se refirió a los violentos como «delincuentes», aseguró que éstos están tratando de «destruir la ciudad», y garantizó que el Ayuntamiento y la Policía dedicarán «todos los recursos posibles» para tratar de controlar la situación.

«Es muy clara la diferencia entre lo visto la semana pasada con las protestas pacíficas y estos delincuentes», indicó Rawlings-Blake quien, como el jefe de Policía, es negra.

Además, la alcaldesa aseguró que los violentos deberán rendir cuentas ante la ley.

Por su parte, el gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, declaró poco antes el estado de emergencia en Baltimore y movilizó a la Guardia Nacional (una fuerza militar de reserva) para «hacer frente a la creciente violencia y agitación» en la ciudad.

El origen de la protesta es la muerte de Freddie Gray, de 25 años, quien sufrió un golpe en la espalda cuando la Policía de Baltimore procedía a su detención el 12 de abril y pese a que solicitó asistencia médica nunca le fue otorgada.

Una semana después, el 19 de abril, Gray falleció en el hospital debido a la herida.

Hoy tuvo lugar en Baltimore el funeral del joven, al que asistieron miles de personas y que transcurrió de forma pacífica, pero cuando concluyó se desencadenaron protestas violentas que se expandieron por gran parte de la ciudad.

Este nuevo caso ha reabierto las heridas en la comunidad negra, que, tras la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri) el pasado mes de agosto, denuncia que existe un notorio uso desproporcionado de la fuerza por parte de los policías con la población negra.




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