AFP

Los
senadores brasileños escucharán este viernes los testigos de la defensa de
Dilma Rousseff, en el segundo día de un juicio histórico que todo indica
terminará despojándola de su mandato.

Los
sondeos y analistas coinciden en que la tendencia es prácticamente irreversible
en favor de la destitución de la mandataria, suspendida en mayo, para la que se
requiere una mayoría especial de 54 votos (dos tercios) de un pleno de 81
senadores.

Como
referencia, el mismo plenario aprobó hace 15 días llevar el proceso a instancia
de juicio con 59 votos.

«Cada
vez más vamos a hablar de que esto es un golpe, porque no son las pruebas
procesales las que están llevando a la destitución Dilma, lo que está llevando
a su destitución es una decisión política», dijo la senadora comunista
Vanessa Graziottin, defensora de la mandataria en la primera línea de batalla.

Si
Rousseff, que se le acusa de maquillar las cuentas públicas, es destituida, se
pondrá fin a más de 13 años de gobiernos del PT, golpeado por las revelaciones
de masivos escándalos de corrupción, incluido el mega fraude a Petrobras.

Y
Michel Temer, vicepresidente de Dilma por 5 años y ahora su enemigo visceral,
completará el mandato hasta 2018.

«Este
proceso es una farsa, fue montado exactamente para criminalizar a la presidenta
Dilma», dijo Hoffman al iniciar la sesión de este viernes, que comenzó con
un pequeño atraso y podría extenderse sin pausa hasta el sábado.

El
Senado escuchará a los seis testigos de Rousseff, entre ellos el exministro de
Economía Nelson Barbosa, después de un muy acalorado primer día del maratónico
juicio, en el que se escucharon en más de 12 horas los dos testigos de la
acusación.

El
futuro de Dilma

La
primera presidenta de Brasil, de 68 años y elegida en 2010 en medio de un boom
económico que hizo agua, tomará la posta de la defensa el lunes, posiblemente
acompañada de su antecesor y mentor político, Luiz Inacio Lula da Silva. Deberá
hablar entre 30 y 60 minutos, según analistas, con un discurso más dirigido a
la nación y no a los senadores, que ya tienen una opinión formada y que podrán
además interrogarla.

Después
vendrán las deliberaciones, que deben prolongarse hasta el martes, para iniciar
la votación.

«Lo
que puede pasar con la intervención de la presidenta es una ampliación de la
cantidad de votos favorables al impeachment. A medida que el proceso avanza
queda cada vez más claro que la presidenta cometió crímenes», indicó
Cassio Cunha Lima, del socialdemócrata PSDB.

El
presidente de la corte suprema, Ricardo Lewandowski, pidió a los
senadores-jueces que dejen de lado sus posiciones ideológicas y partidarias,
pero tuvo repetidamente que poner orden en los tensos debates del Senado.

En caso
de ser sentenciada, Rousseff, esta mujer aguerrida que militó en una guerrilla
marxista durante la dictadura, quedará inhabilitada para ocupar cargos públicos
por 8 años. 

La
mandataria insiste en que es «inocente» y denuncia ser víctima de un golpe
de estado orquestado por Temer.

Rousseff
es acusada de violar las normas fiscales al manipular datos que permitieron
ocultar la verdadera situación de las cuentas públicas de su gobierno, y emitir
por decreto líneas de crédito extraordinarias sin el aval del Congreso.

La
mandataria aduce que esas han sido prácticas corrientes en Brasil.

Aislada
desde su suspensión en una especie de destierro en el Palacio de Alvorada, la
residencia presidencial, Dilma ha pedido mantener viva la esperanza aunque la
derrota parece cantada incluso para sus propios partidarios.

La
dirección del PT rechazó por amplia mayoría el referendo para adelantar las
elecciones propuesto por la mandataria si volvía al poder y en las calles de
Brasilia no hay manifestantes cerca del Congreso, donde se colocaron barreras
por seguridad, a diferencia de meses atrás cuando inició el proceso.

«Este
es el día de la vergüenza nacional», zanjó Lula el viernes.

Crisis económica

Brasil
atraviesa la peor recesión en décadas y está golpeada además por alta inflación,
desempleo y un déficit de $45 mil millones.

Desde
que asumió el gobierno, con el aval de los mercados, Temer ha dicho que
encaminar la economía es una prioridad y que no le temblará el pulso para tomar
medidas, incluso impopulares, para poner orden en las cuentas. Todo eso con una
popularidad de apenas 13% y sin la legitimidad que dan las urnas.

Según
medios de prensa, Temer apuesta a que el juicio termine antes de su viaje a
China el miércoles para participar de la reunión del G20, a la que quiere
llegar sin el título de interino. El PT por su parte, trata de atrasar el
proceso.




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