Ana Isabel Laguna || alaguna@el-carabobeno.com

Lo que queda en Venezuela de la bonanza petrolera de los últimos 16 años de la revolución roja rojita, apenas alcanza para tres meses de importaciones. “Las reservas rozan los 15 mil millones de dólares”, calcula el especialista en Energía e Hidrocarburos, Juan Carlos Sosa Azpúrua. Y hay que recordar que en abril, con una parte de la reserva en oro, el Banco Central de Venezuela realizó un “trueque” a cambio de unos 1.000 millones de dólares en efectivo, a través de Citibank. Pero las reservas siguen cayendo.

El impacto de la caída de los precios petroleros no debería amenazar las reservas, pero no se cumplió con la legislación ya implementada desde 1962 que obliga a mantener un Fondo de Estabilización Macroeconómica [Venezuela, primera nación para aquel entonces en fundarla]. El negocio del crudo es cíclico, pero en los últimos 16 años el ahorro no se acató.

El ex director de Pdvsa, José Toro Hardy, compara con Arabia Saudita -país que junto a Venezuela encabezaba la producción mundial del crudo-, y la cual mantiene en su ‘fondo de ahorros’ alrededor de 700 mil millones de dólares adquiridos solamente durante los últimos 10 años del auge del precio del barril. “Similar o cercana a esta cifra debería contabilizarse el ahorro en las arcas de la nación, si se hubiesen destinado los excedentes para resguardarlos en tiempos de abundancia, y usarlos cuando bajaran los precios. Pero cuando llega Hugo Chávez al poder crea el Fonden y en lugar de ahorrar, utilizaba los recursos en un presupuesto al margen del aprobado por la Asamblea Nacional. Según el BCV, el gobierno obtuvo 325.000 millones de dólares por exportaciones de petróleo entre 1998 y 2008 -más que el producto interno bruto de varios países latinoamericanos juntos-.“Todo eso se gastó. Y no tenemos recursos para afrontar la crisis”, apuntó Toro Hardy.

Para este año, Venezuela debería estar produciendo cerca de 10 millones de barriles, si se hubiesen respetado los planes de inversiones que PDVSA había ya proyectado desde los años ’90. Hoy, en 2015, apenas produce dos millones 300 mil barriles. Mientras Estados Unidos viene aumentando su producción y se transforma en exportador y Arabia Saudita no solo mantiene su mercado, sino que conquista otros sosteniendo sus niveles, analiza Toro Hardy.

-De haberse cumplido el aumento de la producción, la caída de los precios beneficiaría a Venezuela que produce a menores costos, dejando a otros productores petroleros del mundo fuera del mercado, complementa Sosa Azpúrua.

“Sembrar el petróleo”

Vale la pena recordar aquel famoso debate en 1962, entre el escritor Arturo Uslar Pietri y el ex ministro de Minas e Hidrocarburos Juan Pablo Pérez Alfonzo, rememoró Toro Hardy. El primero defendía la tesis de “sembrar el petróleo”, que visualizaba como una riqueza pasajera y por lo cual cuyas ganancias debían destinarse para sembrar industrias, principalmente en la agricultura y diversificar la economía. Pérez Alfonzo, por el contrario, sostenía que no se debía producir más el “oro negro”, porque nunca seríamos capaces de administrar esa riqueza, que se transformaría en el tiempo en el ‘excremento del diablo’.

“Ambos tenían la razón y a la vez estaban equivocados. No creyeron que Venezuela tenía tanto petróleo, pero Pdvsa fue extraordinariamente mucho más exitosa descubriendo hidrocarburos, pero el Estado no supo sembrarlo”.

Durante los últimos tres lustros, se ha maximizado la renta: 96% de los dólares que le ingresan al país provienen del crudo.Tras la destrucción del sector privado, ahora el país es más dependiente que nunca del petróleo, lo más trágico, es que en la última década hemos mal aprovechado de tal forma los ingresos extraordinarios que se transformó –tal como lo previó Pérez Alfonzo- en el ‘excremento del diablo”, reflexionó Toro Hardy.

Un Saco sin Fondo

En sí, es una gran tragedia la política petrolera del país. Sosa Azpúrua sustenta su afirmación: Se perdieron oportunidades de desarrollar la industria del gas –totalmente paralizada- al igual que la petroquímica.

-Este sistema político de gobierno concibe los ingresos petroleros como estrategia de dominación política. Las consecuencias han sido terribles: Insuficientes reservas internacionales, fuerte déficit fiscal (14%), inflación desbordada la cual se estima alcance 120% al cierre de 2015, acentuada escasez de productos básicos desde finales del 2014, inflexibilidad del mercado laboral, la ausencia de mecanismos de estabilización económica.

¿Y cómo se pagará el endeudamiento cada vez a tasas de interés mayores? La capacidad de pago se comprometerá considerablemente en la medida que la situación se siga complicando, porque los precios no alcanzarán el alza de hace 2 años. Por eso se están vendiendo las reservas de oro, hipotecando el país. Se entregan territorios donde hay reservas petroleras, además de lo que se le ha entregado a Irán y a China. ¡Eso sí es traición a la Patria!, considera Sosa Azpúrua.

Lo lamentable, a juicio de José Toro Hardy, es que el Gobierno no ha tenido reparo en usar todos los recursos fiscales. Los provistos por el petróleo, por los ciudadanos a través de la recaudación del Seniat, el endeudamiento público y los acuerdos con China. “Ha sido muy inconveniente la transferencia de una parte importante de las reservas internacionales líquidas del BCV y los excedentes de tesorería de PDVSA, a un fondo de gasto público extra-presupuestario, FONDEN, para fines definidos por el Presidente, sin respetar la Constitución”.

En el artículo 314 de la Carta Magna se establece que no se hará ningún tipo de gasto que no haya sido previsto en la Ley de Presupuesto. “El Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social”.

El Gobierno lo está haciendo muy mal, coinciden los especialistas. PDVSA en lugar de aportar recursos, cubre su déficit de flujo de caja pidiéndole al BCV imprimir dinero que se incorpora al torrente monetario generando una inflación brutal.

De haberse administrado gerencialmente los ingresos petroleros, podría haberse resuelto los problemas sociales; tener una economía sustentable menos dependiente del petróleo, capaz de capear el temporal. La historia registrará estos últimos 16 años como aquellos en los cuales Venezuela desperdició su mayor oportunidad y perdió el rumbo.




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