Andrea Cristina Hernández / achernandez@el-carabobeno.com

Durante la Guerra de la Independencia, realistas apoyando al colonialismo se enfrentaron a los patriotas que gritaban libertad. En la Guerra Federal, tendencias contrapuestas, la oligarquía surgida de la guerra independentista defensora del centralismo, oponiéndose a modificar el orden social establecido desde la colonia [conservadores] se enfrentaron a los liberales quienes querían imponer el federalismo y proclamaban libertad e igualdad. La Venezuela que comenzó a fraguarse en 1945 con la llamada Revolución de Octubre, transita hacia la democracia a partir de 1958 y con la firma del Pacto de Punto Fijo los diferentes partidos sellaron su compromiso con este sistema político. Lo que sigue es historia reciente.

Dos concepciones antagónicas del país. Inestabilidad política, acrecentada por la fragmentación dentro de las propias fuerzas enfrentadas. “Desde la muerte del Presidente Hugo Chávez, en el Gobierno han surgido visiones diferentes respecto a quién y cómo se debe conducir la nación. Y la oposición transita un proceso de división interna, ahora en la búsqueda de reconstruir la unidad”, analiza el politólogo, doctor en Conflicto Político y Procesos de Pacificación, Miguel Martínez Meucci.

Gobierno y oposición creen que poseen el monopolio de la verdad, haciendo del diálogo un deseo y no una realidad. “El sector que ha detentado el poder durante los últimos 15 años considera que la solución de los problemas es aniquilar simbolicamente a quien no piensa igual”, expresa el psicoanalista Adrián Liberman, quien diagnostica que Venezuela es un paciente muy grave; “sometido a un trauma perenne y tensión psíquica constante, desgarrado por la violencia delincuencial. Además se creía rica y descubrió que es pobre”. Con este panorama, ¿es posible sentarse en una mesa para dialogar?

“Es dificultoso por las características del modelo político en el poder. Toda democracia precisa de este tipo de proceso para solventar las crisis, pero el Gobierno no está dispuesto a ceder y dialogar se convierte en un juego malintencionado que solo persigue generar expectativas de que hay disposición para lograr acuerdos, porque se está abierto politicamente, cuando en el fondo no es así”, explica el director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, Benigno Alarcón. Recordó cómo el diálogo sirvió para estabilizar a Robert Mugabe y deslegitimar a la oposición en Zimbabue donde la inflación superaba 100.000% en el 2008.

Para el abogado y presidente de Cambridge International Consulting, Gustavo Luis Velásquez, Venezuela está inmersa en una de sus peores crisis que -a su juicio- es el final de una era político-económica. “Hay dos concepciones de país, una basada en el militarismo -caudillo y partido militar- y la otra, crucial, ‘inoculada’ en el venezolano, de la participación libre de los diversos sectores del país”.

“Estrés a la venezolana”

El escenario es caótico y muy difícil. El diagnóstico es del psiquiatra y antropólogo Luis José Uzcátegui, quien percibe que el contexto venezolano tiene características muy particulares que lo diferencian de otras naciones. “Estamos viviendo un ‘estrés a la venezolana’. Los habitantes de este país están invadidos por una gran incertidumbre, no hay instituciones que realmente le den piso a la sociedad y tampoco liderazgos definidos”. Aunque está convencido que cada vez existe menos polarización, porque hay más claridad: “El gran enemigo es la inseguridad, la corrupción y los poderosos”.

¿Es posible?

“Se necesita claridad en los objetivos, darle prioridad a los temas en común y garantizar las características básicas de la democracia para que el diálogo sea exitoso. Importante es conocer los convenios que se tienen con otros países, la razón por la cual funcionarios públicos de alta jerarquía son removidos de su cargo, tolerancia y participación ciudadana… Cuando hay un grupo de personas que no se les permite protestar, pues pareciera entonces que no están funcionando los mecanismos democráticos”, comentó Velásquez.

– Lo ideal sería llegar a un acuerdo sobre el régimen político en que todos los venezolanos desean vivir, contar con instituciones independientes y que la ley sea respetada como lo señala nuestra Carta Magna, opinó Martínez Meucci. En la práctica, el diálogo puede ser empleado para ganar tiempo o desmovilizar a ciertos actores políticos, agravando más la crisis, advirtió. “El debate público observado meses atrás, donde intervinieron líderes del gobierno y de la oposición- fue más un episodio de `reality show´”, expresó Gustavo Luis Velásquez. “La Asamblea Constituyente es otra manera de diálogo porque participarían todos los sectores involucrados en la vida nacional”.

Mediador

Muchas veces en los conflictos se precisa de la figura de un mediador para ayudar a que las partes involucradas lleguen a acuerdos. Sin esta figura, probablemente serán rechazados. “Los electores radicales del oficialismo estarían en desacuerdo porque sienten que el gobierno cedió y no debió hacerlo. Y los de la oposición seguramente acusarían a sus líderes de traidores”, puntualizó Alarcón. El mediador no tiene la capacidad de imponerle decisiones a ninguno de los protagonistas del proceso, pero es un representante activo que recomienda soluciones. “El Vaticano podría ser un buen enlace entre ambos sectores. Pero hasta ahora solo se ha hablado de un testigo de buena fe, que es un actor pasivo en el proceso de negociación”.

Para el consultor en negociaciones de la Universidad de Harvard, Gustavo Velásquez, esa persona externa es neutral y no se involucra emocional ni politicamente; define y ordena los temas que se tratarán. “El negociador hace que la comunicación fluya, los ruidos se dejen a un lado, se hagan propuestas en vez de acusaciones para poder avanzar”.

Es complicado

“Es difícil predecir una solución. Más que compromiso se necesitan hechos, el ejemplo tiene que venir de todos, desde los gobernantes hasta los que aspiran llegar al poder”, refiere el psiquiatra Luis José Uzcátegui. Para Martínez Meucci, enrumbar al país a través del diálogo es complicado. “La situación es una de las más volátiles por la polarización y la grave crisis económica que no es coyuntural sino derivada del modelo vigente”. En los próximos meses, dialogar sobre el tema económico y social será crucial para ambos sectores, porque cualquier otro desenlace sería más costoso, concluye Benigno Alarcón e insiste: “El único diálogo que puede dar resultados positivos tiene que partir del convencimiento por parte del gobierno. Dependerá de los meses por venir, en el supuesto de que la elección de la Asamblea Nacional favorezca al Gobierno, creo que las posibilidades de un diálogo sincero terminarán cerrándose en el corto y mediano plazo”.

– La gente no quiere violencia, sino un cambio urgente a través del diálogo, es indispensable que los líderes de gobierno y oposición sepan interpretarlo y lograr una transición. De lo contrario, cualquier cosa pudiese suceder, desde que sigamos deteriorándonos más hasta enfrentamientos entre distintos grupos de poder”, advirtió Velásquez.

Por Facebook: ¿Usted está de acuerdo en restablecer el diálogo?

«Yo no creo en el diálogo, primero tienen que liberar a los presos políticos». Eylin Rojas

«No, mientras hayan presos políticos, criminalización de las protestas, colectivos armados y no exista independencia de poderes públicos. No al diálogo, sí a la denuncia nacional e internacional, desobediencia civil de esta fachada de democracia». Norelvi Pagnini

«No, el diálogo es puro cuento». Yasmin Valladares

«No creo en diálogo, esto es una dictadura. No es solo la libertad de los presos políticos y estudiantes, es que se restablezcan todas las garantías y derechos secuestrados por el Régimen». Carolina Quiñones

«No es posible, porque no se respetan los derechos de nada ni de nadie». Milsa Magallanes Mohamed

Dicen los expertos

«La amnistía general sería una acción estupenda, como gesto simbólico para tratar de reparar los daños hechos y permitir que él que ha sido perseguido por sus ideas, deje de serlo». Adrián Liberman, psicoanalista.

«70% de los venezolanos está unido en función de sobrevivir del caos y de sentirse humillado, sin importar la tendencia». Luis José Uzcátegui, psiquiatra.

«Se deben revisar las denuncias de derechos humanos y proceder judicialmente, más allá del diálogo, es lo normal dentro del funcionamiento de una democracia». Miguel Martínez Meucci, doctor en conflicto político.

«Existe una enorme contradicción entre los pedidos a diálogo y lo que se termina haciendo. Se ataca y descalifica a líderes de la oposición y se mantienen personas detenidas, esto hace cuesta arriba el proceso».Benigno Alarcón, experto en resolución de conflictos.

Ciudadanos en expectativas

– 36% cree que podría desatarse una guerra civil

– 36,5% tiene dudas sobre si vale la pena votar en elecciones

– 56,2% de los venezolanos desconfía del Consejo Nacional Electoral (CNE) actual

– 42% teme por un desenlace violento posterior a las elecciones parlamentarias de 2015

Fuente: Encuesta nacional “Percepciones de la Ciudadanía sobre Sistema Electoral Venezolano” UCAB (17 septiembre / 5 octubre de 2014)




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