Felícita Blanco

Dos oficiales de policía fueron asesinados casi simultáneamente este jueves al amanecer, en Petare y El Llanito, municipio Sucre al este caraqueño, cuando se dirigían a sus sitios de trabajo a bordo de motocicletas, y los asaltaron.

Edgardo Antonio Jiménez Colina (28), funcionario de la  Policía de Sucre, y Daniel Armando Méndez González (32), de la Policía Nacional Bolivariana, pasaron a engrosar la lista de 56 efectivos policiales y militares caídos a manos del hampa este año en La Gran Caracas.

Entre 5:30 y 6:20 de la mañana, se registraron los asesinatos.

Jiménez Colina salió de su casa en Los Aguacaticos, barrio Unión, Petare, a bordo de su moto Suzuki EN, azul, placa AM0L77A, acompañado por una hermana, y en la vía los trancó un vehículo, del cual descendieron unos sujetos para robarle la moto. Le dieron un tiro en la cabeza, al caer lo remataron, se llevaron la moto y 2 celulares.

La hermana del efectivo recibió disparos en los brazos, permaneció inerte en el pavimento y los delincuentes se retiraron. El oficial fue llevado al hospital del Llanito, donde falleció. Su hermana se recupera.

El comisario Manuel Furelos, director de la Policía de Sucre, deploró el hecho y dijo que es el segundo efectivo de su institución asesinado en lo que va de año.

Jiménez tenía más de 5 años de servicio, mostró una conducta intachable y dejó en la orfandad a un niño de 5 años; dijo Furelos.

Un oficial de la PNB

La misma suerte corrió el oficial Daniel Armando Méndez González, al final de la calle Tamanaco, de El Llanito, por resistirse a entregar su moto Empire Owen, negra, cuando iba para su trabajo, a las 6:20 am.

Le dispararon en plena marcha, perdió el control y se estrelló contra la parada de autobuses frente a la panadería Los Caciques.

Méndez estaba residenciado en el sector Valle Alto, colinas del barrio El Carpintero. Salió con su esposa y su hija de 3 años, las dejó en la casa de la suegra en El Nazareno, y se dirigía a su trabajo en la División de Servicios Diplomáticos.

Al ser notificados, unos oficiales de la PNB resguardaron el sitio hasta que llegaron las comisiones del Cicpc a levantar el cuerpo.

También acudieron la madre, Ana González, hermanas y otros familiares del oficial. Desconsoladas, revelaron que Daniel Armando era el último varón de la familia que les quedaba vivo, porque otros cuatro hermanos murieron en circunstancias violentas.

Alexander tenía 15 años cuando murió jugando la ruleta rusa, a Bartolo (35) lo asesinaron para robarlo en La Montañita, José (37) fue ultimado por estar parado al lado de un hombre a quien iban a darle muerte, y Joel (35) murió hace 3 años por resistirse al robo de su moto.

Su hermana Brígida Ledezma dijo que la delincuencia “está horrible” y exclamó: -¡Por qué tenía que ser el!

Muchas veces le aconsejaron que se saliera de la policía, pero decía que no dejaría de trabajar hasta tener casa propia. Tampoco estaba dispuesto a dejarse robar y aceleró cuando intentaron asaltarlo.

Ana González está devastada. Le pide “a Dios que encuentren a los asesinos de mi hijo. Quiero verlos presos. En qué país estamos, nunca había visto algo así. Esto está peor que nunca, no veo que castiguen a los delincuentes que matan a los policías”.




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