Obama repasó la crisis política en Irak (Foto AFP)

EFE

Estados Unidos amplió este martes sus esfuerzos para consolidar los apoyos dentro y fuera de Irak a la designación como primer ministro del chií Haidar al Abadi, al tiempo que continuó sus ataques contra posiciones yihadistas en el país y prometió aumentar la ayuda humanitaria a los refugiados.

Tanto el presidente estadounidense, Barack Obama, como el vicepresidente, Joseph Biden, hicieron llamadas telefónicas a actores nacionales e internacionales para allanar el camino hacia la formación rápida de un Gobierno de unidad encabezado por Al Abadi, quien tiene 30 días para componer un gabinete y asumir el poder.

Desde la residencia donde pasa sus vacaciones en Martha’s Vineyard (Massachusetts), Obama telefoneó al jefe de Gobierno de Canadá, Stephen Harper, y al primer ministro saliente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y repasó con ambos la crisis política en Irak.

En su conversación con Harper, Obama acordó trabajar «con otros socios de la comunidad internacional para ofrecer ayuda humanitaria adicional inmediata» a los civiles atrapados en el monte Sinyar, en el norte de Irak, debido a los avances del grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Según informaron funcionarios estadounidenses a la cadena CNN, Estados Unidos planea enviar a 100 asesores militares más a Irak para buscar opciones de alivio humanitario a esos civiles, además de los 300 soldados que llegaron al país en junio.

Se calcula que cerca de 40.000 personas, en su mayoría yazidíes kurdos y cristianos, se encuentran todavía atrapados en el monte Sinyar y con necesidad urgente de agua, comida, refugio y medicinas.

Los dos líderes norteamericanos coincidieron en su apoyo a Al Abadi y la necesidad de formación de «un gobierno incluyente capaz de unir al país», un punto en el que también se mostró de acuerdo Erdogan, que en su conversación con Obama apostó por un Ejecutivo iraquí «que una a todas las comunidades», según la Casa Blanca.

A cargo del plano nacional en la crisis que vive Irak quedó Biden, quien el lunes se comunicó con Al Abadi y con el presidente iraquí, Fuad Masum; y hoy telefoneó a otras tres figuras clave en el panorama político iraquí.

El primero de sus contactos fue con el presidente de la región autónoma iraquí del Kurdistán, Masud Barzani, un líder muy interesado en la rápida formación de un Gobierno central fuerte dado el creciente asedio a su región del EI, que ya ha tomado el control en otras zonas del país.

Barzani, que ha pedido abiertamente la dimisión del actual primer ministro iraquí, el chií Nuri Al Maliki, garantizó a Biden «su apoyo a la designación de Al Abadi como primer ministro y su voluntad de trabajar con él y con otros líderes para unir a las diferentes comunidades» del país, según la Casa Blanca.

El vicepresidente también se puso en contacto con el presidente del Parlamento iraquí, el suní Selim al Yaburi, y con su antecesor al frente del Legislativo en el país, el también suní Osama al Nuyaifi, quien abandonó el cargo hace apenas unas semanas.

Biden certificó el apoyo de ambos a Al Abadi como primer ministro y al proceso de formación de un gabinete para estabilizar el país.

Notablemente fuera de esa ronda de contactos ha quedado el actual primer ministro iraquí, el chií Nuri Al Maliki, con quien Biden mantenía una sólida relación desde que se convirtió en vicepresidente pero al que Washington responsabiliza ahora de buena parte de la división sectaria en el país.

Una portavoz del Departamento de Estado, Marie Harf, indicó hoy que el Gobierno estadounidense mantuvo este lunes una conversación con Al Maliki, pero no reveló quién hizo la llamada y se limitó a señalar que no fue ni Biden ni el secretario de Estado, John Kerry.

Al Maliki se ha resistido hasta ahora a abandonar su cargo, pero hoy exhortó al Ejército y la Policía a quedarse al margen de la crisis política, lo que algunos analistas interpretan como una señal de que no recurrirá a la fuerza para mantenerse en el poder.

El actual primer ministro perdió este martes un aliado clave cuando Irán expresó su respaldo a Al Abadi, una decisión que fue bienvenida por el Departamento de Estado.

Mientras, el Pentágono cumplió su quinto día de bombardeos selectivos sobre posiciones de EI en el norte de Irak, esta vez con el ataque de un dron sobre una posición de lanzamiento de morteros.

El ataque se produjo hacia las 11:55 GMT y destruyó «una posición de lanzamiento de mortero de EI que estaba disparando a las tropas kurdas que defienden a los civiles yazidíes» en el monte Sinyar, según el Mando Central de EE.UU.




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