Venezuela arrastra una crisis de escasez y desabastecimiento. (Foto Archivo/El Carabobeño)

EFE

Cierres de concesionarios, cientos de puestos de trabajo amenazados, locales vacíos y filas de clientes esperando un vehículo marcan el momento crítico de la industria automotriz venezolana, que ha visto su producción caer un 58 % en siete años, y hoy por hoy funciona al 10 % de su capacidad.

«Después de 43 años, cerramos nuestras puertas por no tener nada que vender», anunciaba esta semana el conocido concesionario de Caracas Lino Fayen, en una muestra más de las grietas de un sector en crisis.

El concesionario, comercializador durante más de 40 años de Nissan en Venezuela, declaró su cierre temporal tras quedarse sin vehículos para la venta, y sin repuestos ni productos para ofrecer servicio de postventa o mantenimiento.

«La situación del país nos ha obligado cerrar las puertas hasta tanto se aclare el panorama y exista una plena disponibilidad de insumos necesarios para continuar con la operación», escribió la gerencia del concesionario en su cuenta en la red social Facebook.

Venezuela arrastra una crisis de escasez y desabastecimiento que ha ido golpeando todos los sectores económicos del país entre denuncias de falta de entrega de divisas por parte del Gobierno para la industria en un país con un sistema de control de cambios que deja en manos del Estado el monopolio de la administración de moneda extranjera.

La industria automotriz ha vivido este año una caída estrepitosa en la producción de vehículos. Según la Cámara Venezolana Automotriz (Cavenez) la producción de vehículos cayó en lo que va de año un 83,98 % en relación con el mismo período de 2013.

«La producción ha sido cero o prácticamente cero, ahora es totalmente incierta la posibilidad de que el concesionario pueda atender la solicitud de los clientes, incluso manejar lista de espera no tiene sentido», aseguró a Efe José Sanabria, un representante de un concesionario de la marca japonesa Toyota.

Las malas noticias para el sector automotriz vienen de lejos. Entre 2006 y 2013 la industria se desplomó un 58,2 % pasando de producir 171.715 vehículos a unos 71.753, según las cifras de Cavenez.

A pesar de ello, el Gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien se ha reunido este año con representantes de varias multinacionales automovilísticas, ha prometido en 2014 «llegar a los niveles de exportación de vehículos».

Incluso, según ha señalado su ministro de Industria, José David Cabello, «lograr producir todas las partes que necesitan las ensambladoras».

Hasta ahora, dos de las siete plantas que funcionan en Venezuela (Chrysler y Mack) han paralizado por completo su producción, mientras que Iveco ensambló 60 vehículos en todo el mes de julio luego de tres meses sin producción.

La industria venezolana tiene una capacidad instalada de 250.000 vehículos por año, pero que en lo que va de 2014 solo ha logrado producir 7.023, según Cavenez.

«La industria está a menos del 10% de su capacidad instalada en cuanto a lo que es la producción de vehículos», aseguró Sanabria.

La situación de la industria fabricante de autopartes es similar y ha disminuido también un 84% su producción este año con relación al año pasado.

Actualmente opera por debajo del 40 % de su capacidad, según dijo a Efe Omar Bautista, presidente de la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotrices (Favenpa).

«Nuestros proveedores en el extranjero no nos quieren despachar por la deuda que tenemos de 200 millones de dólares, eso principalmente por la falta de liquidación de divisas», explicó Bautista.

Con estos números la fuerza laboral también sufre la caída de la producción con 1.500 puestos de trabajo amenazados con solicitudes de despido formalizadas ante el Ministerio de Trabajo venezolano.

«En la Inspectoría del Trabajo rezan ya solicitudes ya para 119 trabajadores en Chrysler, 505 trabajadores en General Motors, 80 trabajadores en la ensambladora de autobuses Iveco» y otros tantos de empresas de autopartes, dijo a Efe el presidente de la Federación de Trabajadores Automotrices (Futaac), Christian Pereira.

Según Pereira, también presidente del sindicato de trabajadores de Chrysler en Venezuela, «la mayoría de las empresas están produciendo entre un 10 y un 15 % de su capacidad total», ajustando su capacidad de maniobra al material del que disponen hasta el momento.

Miembros del sector han alertado desde principio de 2014 que este será el peor año de la industria.

«Es un año para borrarlo», señaló Pereira.




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